Naturaleza AristeguiNaturaleza Aristegui

"Mario Vargas Llosa estaba lleno de furia": Javier Cercas Naturaleza Aristegui

El escritor español junto con Leonardo Padura; la editora, Pilar Reyes, y la directora de la FIL, Marisol Schulz Manaut, recordaron al Premio Nobel peruano.

  • Redacción AN / HG
30 Nov, 2025 23:56
"Mario Vargas Llosa estaba lleno de furia": Javier Cercas

El primer encuentro que Javier Cercas tuvo con la literatura de Mario Vargas Llosa fue cuando tenía quince años y llegó a sus manos un tomo que compilaba tres de las novelas del escritor peruano: La ciudad y los perros, Los cachorros y Pantaleón y las visitadoras; la primera, que habla sobre tres adolescentes en un colegio militar en Perú, fue la que hizo que concibiera al autor como un hombre lleno de furia, según lo describió durante el homenaje que le rindieron a quien fue ganador del Premio Nobel de literatura en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

“Esa novela es increíble, es una vergüenza que este hombre la escribiera con 26 años, no hay derecho, es una novela escrita con los dientes, con una furia, porque hay una cosa que no decimos, este señor tan educado, que todos recordamos, tan cariñoso y tan diplomático, que tenía una palabra amable para todo el mundo, llevaba adentro una verdadera bestia, porque esa novela solo la puede escribir una bestia peligrosísima, llena de furia, de violencia”.

El homenaje conjuntó a otras tres personas que tuvieron la fortuna de conocer a Vargas Llosa: el cubano Leonardo Padura; su editora, Pilar Reyes, y la directora de la FIL, Marisol Schulz Manaut. Cercas fue el primero en homenajear a Vargas Llosa, a quien tiene en una lista selecta de escritores que han logrado acumular varias obras maestras. La primera fue La ciudad y los perros, escrita en 1962, cuando tenía sólo 26 años; a los 30 años publicó La casa verde, y tres años después, en 1960, con 33 años, Conversación en La Catedral, la que consideró su mejor novela.

“Si este señor hubiera dejado de escribir a los 33 años, y en su lugar se hubiera dedicado a cantar valses peruanos, ya se debía considerar uno de los grandes novelistas. El problema para los que llegaron después es que siguió escribiendo”. Si un escritor publica una obra maestra, ya puede darse por satisfecho pero, a su juicio, Vargas Llosa escribió otras tres: La tía julia y el escribidor, La guerra del fin del mundo y La fiesta del chivo.

La relación de Leonardo Padura con Mario Vargas Llosa fue principalmente como lector, pues sólo tuvo tres encuentros con él, y no todos en los que tuviera la oportunidad de sostener una conversación. La primera vez fue hace 20 años en Madrid, cuando él se le acercó para saludarlo y le dijo, “Maestro, yo soy un escritor cubano”, pero el peruano ni se inmutó, sino hasta que le dijo que era amigo de un fotógrafo mutuo y le echó una mirada, y otra más cuando le dijo que cada vez que escribía una novela le decía que volvía a leer Conversación en La Catedral. Después, en un encuentro en Cartagena, Padura ya había publicado El hombre que amaba a los perros, y su amigo mutuo lo llevó ante él. Al verlo, Vargas Llosa le dijo: “Gran novela El hombre que amaba a los perros”, lo que lo sorprendió. Después de eso charlaron y hasta se tomaron fotos, momento que atesora.

Generoso y amable

Pilar Reyes trabajó con él durante 30 años, desde 1997, cuando ella tenía 24 años. Tenía el cometido de publicar en Colombia Los cuadernos de don Rigoberto. Aunque estaba temerosa de conocerlo, establecieron una sólida amistad, y su recuerdo más memorable fue cuando negociaban la publicación de El sueño del celta, llevaban meses hablando hasta la mañana del 16 de junio de 2010, cuando le llamó para decirle que habían llegado a un acuerdo. Ese mediodía murió José Saramago. La historia saltó hasta octubre, cuando se anunció que ganaba el Premio Nobel con el nuevo libro aún en la imprenta. Ella no tuvo contacto con él hasta que la llamó hacia la medianoche. “Me dice, ‘¡Pilar, nos ganamos el Premio Nobel!’, yo no podía parar de llorar”.

La experiencia de Marisol Schulz fue un poco de lejos, sólo le tocó discutir portadas y cubiertas de sus libros. “Lo que puede decir de Mario es que tenía una generosidad, amabilidad y caballerosidad sin igual”, lo que contrastó con la valoración de Cercas. No obstante, recordó una anécdota justo durante una FIL, cuando ella era editora. Le harían un homenaje a Vargas Llosa, pero él le pidió en secreto que lo llevara a Tlaquepaque a escuchar mariachis. Tras escaparse con otros escritores, finalmente tuvieron una velada memorable.

Temas Relacionados