México: aumentan los permisos para capturar al pepino de mar café a pesar de que continúa sobreexplotado | Mongabay 
Los pescadores de Yucatán han impulsado refugios pesqueros para el repoblamiento de pepino de mar, pero denuncian la pesca furtiva y la falta de inspección de las autoridades para combatirla.

Por Patricia Ramírez
Mongabay Latam
Romel Alcocer creció en Río Lagartos y apenas cumplió los 14 años aprendió a usar el cordel para ir a pescar. Por eso recuerda cómo se veía el fondo marino del oriente de Yucatán antes de que el pepino de mar café (Isostichopus badionotus) fuera sobreexplotado y puesto en veda permanente en 2012. “Ahora el suelo es lodoso porque no hay pepino de mar que filtre”. Y es que, justamente, por la manera en la que se alimenta la especie, esta reduce la acumulación de materia orgánica en la arena.
En el sureste mexicano, más allá de ser un limpiador del océano, el pepino de mar tiene fama por su valor en el mercado. La extracción en los estados de Campeche, Yucatán y Tabasco estuvo vigente entre el año 2000 y 2012, bajo el esquema de «pesca de fomento», que consiste en otorgar permisos para la investigación, exploración y desarrollo de la especie que había llamado la atención del mercado asiático.
“Antes, en un día, sacábamos hasta 600 o 700 kilos. Había bastante, pero no tuvimos una medida racional para cuidar el recurso y también vinieron personas de otro lado. Se acabó. Lo acabamos”, reconoce Alcocer, actual presidente de la cooperativa pesquera Manuel Cepeda Peraza.
El 30 de marzo de 2012, se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) una veda permanente para las dos especies de pepino de mar de mayor importancia comercial en la península de Yucatán: el café y el lápiz (Holothuria floridana). Una veda permanente implica que las especies no pueden ser pescadas en ningún momento del año.
Como parte del acuerdo, se estableció que el área que va desde Isla Arena, en Campeche, hasta Progreso, al norte de Yucatán, tendría una veda temporal que duraría hasta el 14 de febrero del siguiente año. Al cumplirse el plazo, el 14 de febrero de 2013, se publicó la veda permanente para toda la costa. Pero dos meses después, el 25 de abril, se modificó el acuerdo para informar que hasta el 14 de mayo se destinarían dos zonas de captura de pepino de mar café en Yucatán. Ese mismo año, la autoridad cambió los permisos de pesca de fomento a permisos comerciales.
El argumento fue que el Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables (entonces INAPESCA, actualmente IMIPAS) había hecho un dictamen técnico en el que evaluó que la especie era “susceptible de aprovechamiento comercial”. Sin embargo, aseguraron que las zonas de aprovechamiento perderían vigencia el 15 de mayo de 2013 y se reiniciaría la veda permanente en toda la costa, desde Campeche hasta Quintana Roo.
Pero el pepino de mar café no dejó de pescarse. El acuerdo de la veda permanente se levantó dos veces más en 2013, y también en 2014, 2015 y 2017, con periodos de dos semanas bajo diversas zonas y cuotas de captura.
“La verdad sí hubo pepino esa vez [cuando se levantó la veda] pero vino a fregarnos porque sí pescamos bien, pero fue un instante. La gente empezó a venir de otros estados [a pescar] y actualmente tenemos el problema del furtivismo porque ya no hay, arrasan con todo”, cuenta Romel Alcocer.
Los datos de la Comisión Nacional de Pesca y Acuacultura (Conapesca) muestran que, entre 2015 y 2025, se entregaron 212 permisos de pesca comercial para pepino de mar café que amparan a 630 embarcaciones, sólo en el estado de Yucatán. Esas cifras superan las de 2012, cuando se decretó la veda permanente. Ese año, habían 121 permisos para 287 embarcaciones en los tres estados que conforman la península.
Si bien la renovación de permisos de pesca está permitida, la entrega de nuevas autorizaciones no lo está. Pero entre los 212 permisos registrados a la fecha, existen 10 permisionarios cuya razón social fue constituida después de que entrara en vigencia el decreto de veda permanente, de acuerdo con una búsqueda en el Registro Público de Comercio.
Aunque actualmente la veda permanente está vigente y no se permite la pesca de pepino de mar en ninguna zona, los datos de la Conapesca indican que, en caso de levantarse la veda, habría más permisionarios con autorización para capturar estas especies.
Mongabay Latam envió preguntas a la Conapesca para saber por qué otorgó nuevos permisos para la pesca de pepino, pero hasta la publicación de esta nota el organismo no entregó respuestas.
Contradicciones y vacíos
“Los permisos son un instrumento muy valioso de información que puede indicar cómo se debe hacer el manejo pesquero de ciertas especies”, explica la abogada ambiental Mariana Aziz. “Se supone que se dan con base en la Carta Nacional Pesquera, dependiendo de la evaluación de stock de las especies, sin embargo, sabemos que la Carta Nacional Pesquera tiene muchos vacíos de información, que las fichas no están completas, que la información que está ahí en cuanto a evaluación de stock no se puede verificar porque no ponen la fuente que utilizan para determinar el nivel poblacional de la especie. Toda la cadena tiene vacíos de información”, señala Aziz.
En México se han identificado 113 especies de pepino de mar, pero históricamente sólo se ha permitido la captura de 11 de ellas. En la Península de Yucatán, el pepino de mar café ha sido el más codiciado por el mercado chino debido a su semejanza con las especies asiáticas, a menudo utilizadas en la gastronomía.
“El badionotus [pepino de mar café] es una especie de muy alto valor. Se comercializa aproximadamente en 280 o 300 dólares el kilo”, dice Miguel Ángel Olvera, investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), en Mérida, capital de Yucatán.
El doctor Olvera comenzó a estudiar la especie café desde hace más de una década, cuando se dieron los permisos de pesca de fomento. Las primeras investigaciones fueron solicitadas por las autoridades estatales, quienes buscaban prevenir que ocurriera lo mismo que en la península de Baja California, al otro extremo de México. Allí, la especie de pepino de mar del Pacífico (Isostichopus fuscus) había terminado, en 2010, en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) a causa de la sobreexplotación.
Olvera y un grupo de investigadores del Cinvestav trabajaron con la especie café desde cero. Aprendieron a domesticarla y reproducirla en cautiverio con la intención de llevarla a Río Lagartos para criar ejemplares en jaulas. Sin embargo, cuando las dificultades de crianza con la especie café complicaron su desarrollo, el proyecto se enfocó en la especie lápiz.
“El pepino de mar lápiz tiene menos valor en el mercado, pero es mucho más fácil de criar. Cuando lo empezamos a cultivar nos dimos cuenta del gran error que cometimos porque habíamos trabajado con la especie [café] que es la más complicada. El lápiz no tiene un desarrollo larval planctónico y su ciclo de vida es directo”, explica Olvera.
Aunque el proyecto de acuacultura en Río Lagartos está detenido por falta de financiamiento, el trabajo del Cinvestav que evidencia las dificultades de la crianza de pepino de mar café se contrapone a la disposición oficial que desde 2013 ha permitido el levantamiento de la veda por periodos y la renovación de permisos para la misma.
En los permisos comerciales nuevos y renovados se señala que cada vez que se levanta la veda, la captura está permitida únicamente para el pepino de mar café. La última versión de la Carta Nacional Pesquera, publicada este año, informa que, de 2012 a 2018, el 88 % de la producción pesquera se dio en el Golfo de México y Mar Caribe, aunque el mismo documento reconoce que la especie disminuyó en el transcurso de nueve años.
En 2015 ocurrió algo similar cuando, en medio de la veda permanente, se publicó el plan de manejo pesquero, que delinea la captura bajo cuotas y periodos para las dos especies. Ese mismo año, se publicó “Indicadores de sostenibilidad para la evaluación de las pesquerías de pepino de mar en la península de Yucatán, México”, en donde se reconocía que, si bien quedaban dos zonas con presencia de biomasa, “a pesar de todos los esfuerzos realizados por el Gobierno, el recurso ‘pepino de mar’ en la península de Yucatán está muy deteriorado o sobreexplotado en las áreas tradicionales de pesca”.
Sobre los contrastes entre la disponibilidad del pepino de mar y la decisión de levantar la veda para su captura, la abogada Mariana Aziz explicó que hay un problema de raíz en el equipo y el presupuesto destinado para realizar las evaluaciones de la especie y generar información actualizada.
“La verdad es que el IMIPAS tiene técnicos y científicos pesqueros preparados, el problema es que hay poco presupuesto. Estar haciendo evaluaciones de stock con la frecuencia que se debería es muy difícil. Tienen gente analizando cientos de pesquerías, es decir, poco personal para mucho trabajo en territorios muy grandes”, señala Aziz. Incluso, según la abogada, “los técnicos del IMIPAS cuentan que a veces pagan la gasolina del vehículo en el que se mueven para hacer las evaluaciones, lo cual limita el trabajo por más que sea gente súper capaz y preparada”.
Mongabay Latam envió preguntas al IMIPAS para corroborar esa versión, sin embargo, hasta la publicación de esta nota no respondió.
El último estudio oficial en la Península de Yucatán se publicó en 2022. El informe reconoce que hay vacíos de información con respecto a las poblaciones, así como los datos de captura, desembarque y comercio. Además de evaluar a las distintas especies como sobreexplotadas.
“Al final esto es reflejo de que tenemos un sistema de permisos bastante incierto y no sabemos del todo cómo opera. Los permisos generalmente no son fáciles de encontrar por los ciudadanos y, desde mi perspectiva, deberían de ser públicos”, precisa Aziz.
Proteger o pescar
Frente a la sobreexplotación del pepino de mar café, el 11 de diciembre de 2024, el Centro para la Diversidad Biológica presentó una solicitud ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para incluir a la especie en la lista de riesgo de la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, bajo la categoría de «Amenazada».
Entre los principales argumentos está que la población cayó un 90 % en dos décadas, principalmente por la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada que supera en más del 66 % las cuotas oficiales a las que tienen acceso los pescadores permisionarios cuando se levanta la veda, de acuerdo con estudios realizados por la organización.
La solicitud no ha sido aprobada por la Semarnat, pero en caso de aceptarse, la especie perdería su rango comercial, lo que frenaría su captura. Esto también conlleva realizar nuevos estudios para estimar la población disponible actual y generar otro plan de manejo que regule su tratamiento como especie amenazada.
“Las autoridades no han sido nada receptivas. Quitar un recurso pesquero de la Conapesca para pasarlo a la Semarnat es muy difícil. No sólo es la situación del pepino, también hemos solicitado la inclusión del caracol rosado y cuatro especies de tiburones. Lo que buscamos es que las gestione la Semarnat porque podrían tener un mejor futuro”, dice Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica, una organización con sede en Estados Unidos dedicada a la conservación de especies en peligro de extinción.
Respecto al manejo actual de la especie, Olivera apunta que la renovación de permisos es grave en un contexto donde la captura ilegal ha afectado a la especie. “No deberían de dar permisos durante la veda. También en el Alto Golfo de California un tiempo siguieron dando permisos para redes agalleras después de su prohibición. Conapesca no es nada transparente y suelen suceder eventos de este tipo”, señala.
Furtivismo, el otro gran problema
Para contribuir a la protección del pepino de mar, los pescadores de Yucatán han impulsado la creación de Zonas de Refugio Pesquero, que son áreas marinas destinadas voluntariamente a la conservación por periodos de cinco años sujetos a ampliación. En ellas, se prohíbe la pesca o se permite para ciertas especies bajo estrictas reglas. El objetivo es que funcionen como semilleros para que el mar comience a repoblarse de las especies que actualmente están disminuidas.
En 2019, bajo la petición de los pescadores, se decretó el primer refugio pesquero en el municipio de Celestún, para la protección de especies comerciales en riesgo como el pulpo maya (Octopus maya), la langosta (Panulirus argus), el mero rojo (Epinephelus morio) y el pepino de mar café.
Los avances en el repoblamiento han sido tan positivos que el pasado 19 de mayo se publicó la renovación del refugio de Celestún.
“Por el momento, nosotros no queremos levantar la veda de pepino de mar. Si levantas la veda, lo que se está repoblando lo vamos a acabar. Más adelante, quizás, en unos tres años podríamos ver”, dice Ricardo Novelo, presidente de la Federación de Cooperativas del Puerto de Celestún.
Los resultados de Celestún han motivado a los pescadores del oriente a promover sus propios refugios pesqueros. En diciembre pasado, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural promulgó el refugio en Actam Chuleb, frente a los municipios de San Felipe y Dzilam de Bravo, y un tercero está en proceso en Río Lagartos.
“Nuestro plan es hacer un corredor de refugios pesqueros. Censamos con toda la población para saber si están de acuerdo y la población lo quiere, porque sabemos que la pesquería se está acabando y qué más que dar un pedacito para que se reproduzca”, señala Ángel Rivero, presidente de la Cooperativa Pesquera de Río Lagartos.
Para proteger estas zonas, así como mantener la veda permanente, los pescadores establecieron grupos de vigilancia comunitaria para alertar sobre pescadores furtivos que, según tienen identificado, llegan desde otros estados como Campeche y Veracruz.
Embarcadero de Río Lagartos, uno de los municipios que busca el decreto de refugio pesquero. Foto: Patricia Ramírez
“Nos tiraron arpones para lastimarnos. La Marina no respondió ni nada. Eran muchas embarcaciones pescando y sí, tenían pepino de mar”, narra un pescador de Río Lagartos, quien por motivos de seguridad pidió no publicar su nombre.
En el oriente de Yucatán hay cinco cooperativas pesqueras que conforman la vigilancia comunitaria. A pesar de que la inspección es una actividad que compete a autoridades como la Conapesca y la Secretaría de Marina, los pescadores toman acción por la falta de respuesta de las dependencias.
“El año pasado fuimos cuatro lanchas. Nos quedamos dos en la orilla porque no pudimos salir rápido y tuvimos suerte porque había como 50 lanchas pescando y nos tiraron arponazos. Da pena y tristeza que los de la Marina estaban sentados, no pudieron ni disparar al aire para que los calmaran. Nosotros tuvimos que escaparnos y no se hizo nada”, cuenta otro pescador, quien también pidió proteger su identidad.
Aunque la vigilancia comunitaria es una forma de alertar sobre casos de furtivismo, los pescadores no tienen las facultades para detener a los responsables.
Al respecto, la Secretaría de Marina respondió a este medio indicando que, a través de la Armada, mantiene desplegado personal en un destacamento establecido en Isla Pérez, Yucatán, desde donde se realizan recorridos de vigilancia marítima para identificar e inspeccionar embarcaciones pesqueras y turísticas que ingresan, específicamente, al parque Nacional Arrecife Alacranes. El objetivo, señala, es evitar la pesca ilegal de especies protegidas y en veda permanente. Mongabay Latam, sin embargo, recientemente reveló cómo en esta área protegida la pesca ilegal se mantiene.
La Marina también señaló que el personal naval participa en mesas de trabajo para implementar estrategias para combatir la pesca ilegal y que “en el puerto de abrigo de Yucalpetén, principal puerto pesquero del estado de Yucatán, se establecen Grupos de Inspección y Verificación, con la finalidad de realizar inspecciones a las embarcaciones pesqueras que entran y salen de puerto, para verificar que cumplen con la legislación aplicable”.
Por último, aseguró que la Conapesca, en Yucatán, “mensualmente gestiona la participación de personal naval en recorridos de vigilancia para evitar la captura de especies en veda”. La Conapesca, sin embargo, no respondió a las preguntas enviadas por este medio.
La técnica para capturar pepino de mar café es el buceo semi-autónomo, en la que el pescador hace una inmersión para recolectarlos en una bolsa conocida como “buxaca”. Una vez realizada la recolección, el buzo da aviso a su compañero a bordo para que éste envíe otra bolsa en caso de que aún haya ejemplares.
“Es muy peligroso porque durante las persecuciones los podemos atropellar. Actualmente, [los pescadores furtivos] tienen una forma de operar que es tirar a sus buzos a una cierta distancia y sus embarcaciones salen del área para que cuando lleguemos no los veamos, pero el buzo está recolectando”, cuenta uno de los pescadores. Además, pescan de noche y muchos de ellos llevan armas, asegura.
La ilegalidad también ha perjudicado el trabajo de los investigadores de Cinvestav. “La pesca furtiva persiste, es muy intensa y es un problema que está afectando a las poblaciones [de pepino de mar] porque no dejan de pescar. Es un problema porque, incluso para nosotros, que buscamos hacer la repoblación, es muy complicado, casi imposible, conseguir a los organismos aptos para la reproducción”, señala el doctor Olvera.
Para Mariana Aziz, la pesca furtiva es un tema de combate al crimen organizado que también debe enfrentarse ordenando el sistema de permisos. “Los permisos son clave. Si la Conapesca se toma en serio su papel de autoridad reguladora, puede crear un sistema electrónico para verificar en tiempo real donde existe un permiso que autoriza capturar ciertas toneladas de ciertas especies y en ciertas condiciones”, señala.
Además, para la abogada, las soluciones también deben plantearse desde una mejora en las capacitaciones, la cercanía con las comunidades y la inspección efectiva.
“Por ejemplo, en el momento en que yo como pescadora pongo una especie que está en veda en mi permiso, debería levantar un foco rojo para la autoridad, el propio sistema electrónico debería levantar estas alarmas”, puntualizó.
Mientras tanto, para los pescadores de Río Lagartos es importante que se mantenga la veda permanente para el pepino de mar y se refuerce la vigilancia en la costa de Yucatán. Incluso si eso significa que no podrán capturar nuevamente la especie.
“Nosotros hemos tomado medidas hasta con otras especies, como la langosta. No esperamos que llegue la veda, nos autovedamos. Lo único que queremos es que nos den vigilancia porque el mar es tan bondadoso que si lo cuidas, te da”, dice Romel Alcocer.
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