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Titán, la luna de Saturno, tiene agua bajo el hielo… pero no un océano: estudio

Investigadores han revelado en la revista 'Nature', a partir de los datos aportados por la nave Cassini de la NASA, que Titán, la luna más grande de Saturno, no posee un océano global debajo de su superficie.

  • Redacción AN / MDS
28 Dec, 2025 01:28
Titán, la luna de Saturno, tiene agua bajo el hielo… pero no un océano: estudio
Titán, fotografiada por la nave Cassini de la NASA. Imagen: NASA.

Por Julio García G. / Periodista de Ciencia

Titán es la luna más grande de Saturno y, nuevamente, ha sido noticia internacional debido a que un estudio publicado el pasado 17 de diciembre en la revista Nature afirma, a partir del análisis de los datos aportados entre 2004 y 2017 por la nave Cassini de la NASA, que este satélite, contrario a lo que se pensaba, no posee un océano de agua líquida debajo de su superficie. Más bien, tiene una inmensa capa de hielo relativamente caliente que está parcialmente derretida y que evoca la consistencia de cualquier frapé de alguna cafetería. 

Para llegar a esta conclusión, que cambia todo lo que se sabía hasta ahora sobre dicha luna, la cual es parecida a la Tierra en cuanto a que ambos cuerpos poseen atmósferas espesas y en ambas domina el nitrógeno, los científicos, encabezados por Flavio Petricca, investigador del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA, hicieron un análisis minucioso sobre los datos aportados por la nave Cassini y encontraron que Titán respondía de forma bastante exagerada a la tremenda fuerza de gravedad producida por Saturno (el tamaño de Saturno, nueves veces más grande en diámetro que la Tierra, hace que su intensa gravedad afecte en mayor o menor medida a todas sus lunas).  

Esta respuesta excesiva a la gravedad llevó a creer a los investigadores durante todo este tiempo que lo más obvio era que hubiese un océano líquido debajo de su superficie. Sin embargo, a partir de la reinterpretación de los datos, ahora todo apunta a que, si realmente existiera un océano global, la deformación de Titán sería prácticamente inmediata, pero, al aplicar técnicas más novedosas, el equipo de científicos ha detectado un desfase de tiempo importante. 

Representación artística de la nave Cassini de la NASA. Imagen: NASA/ESA. 

Este desfase se traduce en que en dicho satélite no existe un océano continuo; más bien, los científicos proponen ahora una gran cantidad de nichos o pedazos aislados, desconectados entre sí. 

Al respecto, en una entrevista reciente para el periódico El País, Flavio Petricca subrayó que “el océano de Titán es en realidad una hidrósfera de unos 550 kilómetros de profundidad hecha en su mayor parte de hielo a alta presión que contiene innumerables bolsas de agua líquida cuyo interior puede alcanzar los 20 grados” y que, como ya he mencionado antes, estas bolsas no están conectadas entre sí. 

Ahora bien, si la temperatura en estas bolsas de agua puede alcanzar los 20 grados, una temperatura ideal para que pueda aparecer la vida, ¿qué posibilidades existen de que Titán pueda ser un reservorio apto para que esta surja

Justamente, eso podría suceder porque en este satélite existen ríos, lagos y hasta mares formados por metano y etano en estado líquido. Además, en su atmósfera suelen formarse nubes, hay lluvias y estaciones y hasta procesos químicos muy complejos que son parecidos a los que había en la Tierra poco tiempo después de que se formara. 

Y, a pesar de que el nuevo estudio no elimina el agua, sí la redistribuye. 

Interior de la estructura de Titán revelado por este nuevo estudio. Imagen: Nature.  

Sobre este asunto dio su opinión a El País Antonio Genova, quien es coautor del estudio: “estos ambientes pueden ser especialmente interesantes para la astrobiología porque las bolsas de agua líquida engastadas en el hielo pueden concentrar sales y moléculas orgánicas, creando soluciones líquidas de gran riqueza química”. Además, añade, “la fuerte convección podría transportar estas burbujas hacia arriba y hacia abajo, conectando el fondo rocoso del océano”. 

La astrobiología es la ciencia que estudia, a grandes rasgos, el origen, la evolución y cómo se distribuye la vida en el Universo. Por lo tanto, de haber vida en Titán, solamente quedaría buscarla. Si todavía no la hay, entonces quizá apenas se esté desarrollando y los seres humanos podríamos ser testigos de cómo esta puede surgir en otros sitios que no son nuestro propio planeta. 

Pero para poder confirmar la rica información aportada por Cassini durante más de 19 años (la misión dejó de estar operativa en 2017), la NASA tiene planeado enviar –desafortunadamente no en este momento– algunas naves espaciales a Titán en 2028. 

Representación artística de la nave Dragonfly volando sobre las dunas de Titán. Imagen: NASA/Johns Hopkins APL/Steve. 

Por ejemplo, la Agencia Espacial estadounidense aprobó ya un proyecto denominado Dragonfly que consiste en un dron que tendrá la capacidad de volar entre distintos puntos de su superficie con el fin de analizar su química. Además, podrá evaluar si esta luna tiene posibilidades para ser habitable o si, inclusive, la vida alguna vez estuvo presente. 

Se espera que sea hasta 2034 cuando Dragonfly llegue a Titán después de un largo viaje desde la Tierra. 

Por lo pronto, todo apunta cada vez más que esta luna se está convirtiendo en uno de los cuerpos más interesantes del Sistema Solar, no solamente por orbitar uno de los planetas más grandes, sino también por las posibilidades que tiene para albergar vida… al menos vida microbiana. 

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