El arte crítico y visionario de Marta Palau llega al MUAC 
La curadora e investigadora Imma Prieto explica la trascendencia de la artista de origen español, pero afincada en México.
- Redacción AN / HG

Por Héctor González
Tras su paso por el Museu Tàpies, de Barcelona, llega al Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), de la UNAM, la exposición Mis caminos son terrestres, una retrospectiva de la artista Marta Palau (Albesa, Lleida, 1934 – Ciudad de México, 2022).
El montaje curado por la investigadora y directora del Museu Tàpies, Imma Prieto incluye dibujo, pintura y algunas de sus grandes instalaciones textiles. Estas obras se acompañan de objetos y materiales de su archivo personal y del Fondo Marta Palau del Centro de Documentación Arkheia, los cuales no habían sido expuestos hasta ahora.
El montaje reúne tres de los temas de la artista: la migración, la memoria y la tierra. “El trabajo de Marta Palau se presenta como un híbrido entre su propia experiencia vital y sus intereses o necesidades en relación con el mundo. Un mundo heredado, de saberes ancestrales, por un lado, y otro en el que vive, unión de experiencias propias y ajenas, pero colectivas. Para ella todo es una suma de conocimientos y de gestos de resistencia ante las derivas que está tomando el ser humano y sus sociedades”, explica Imma Prieto en entrevista.
¿Cómo empieza tu relación con la obra de Marta Palau?
A través de un libro que tengo en casa. Se llama La era de las discrepancias y se hizo en el MUCA. Vi su obra y en principio me llamó la atención el apellido catalán. Me puse a investigar, encontré un teléfono y marqué. Hablé con su hija, se sorprendió un poco de que viajara de Barcelona a Tijuana para conocer el trabajo de su madre. Me parece una obra muy vigente y actual.
¿Qué te hizo conectar con su trabajo, siendo que es poco conocida en España?
Ahora es más conocida a raíz de la exposición, recientemente el gobierno catalán ha adquirido dos obras. Conecto mucho con su modo de entender el textil. Por un lado, del maestro Grau Garriga aprendió a entender el textil más allá de lo bidimensional, aprendió de su capacidad espacial; y por otro, supo dialogar con lo autóctono a través del uso de maíz, ramitas y plumas. Aunque nació en España, llegó a México muy joven y siempre mantuvo su nacionalidad mexicana. Me conectó especialmente su gran reflexión sobre el presente. Piezas como “Doble muro” o “Nómadas” me parecen una respuesta directa a las políticas de ultraderecha que hoy vemos.
Esa vigencia es de las cosas que más sorprenden…
Hay conceptos que a lo largo de la historia se repiten. De alguna manera todos somos frutos de migraciones. Cuando escucho hablar de conceptos como raza, me parto de risa porque somos producto de una mezcla. La obra de Marta responde con contundencia al absurdo de algunas políticas. No tuve la suerte de conocerla en vida, pero puedo decir que este proyecto ha sido capaz de gestar una nueva tesis curatorial que parte del binomio magia-historia. Esto es nuevo y surge gracias al acceso que su familia nos ha dado a sus libretas, diarios y archivo. El propio título de la exposición Mis caminos son terrestres, no los pusimos nosotras, lo tomamos de una muestra que hizo en 1985 en la Ciudad de México. Ese mismo año empezó un diario llamado “Diario de un fracaso”, donde explica cómo lo espiritual siempre ha estado en su trabajo sin que ella estuviera consciente, es algo que nos conecta con la tierra. Por otro lado, hablamos de historia no solo por su conciencia social sino por su forma de entender el tiempo. En sus libretas encontramos reflexiones visionarias donde apunta que las sociedades ante un exceso de bienestar enloquecen y al enloquecer caen al abismo.
Este binomio supongo, tiene mucho que ver con su relación con lo prehispánico, ¿no?
Sin duda, sobre todo de pueblos del norte de México. Curiosamente en su trabajo vemos una influencia de las comunidades autóctonas. En el Centro de Cultura de Tijuana hay una pieza muy bonita, es como un mural con dos profundidades donde ella retrata a los pueblos originarios y al mismo tiempo incorpora un lenguaje pictórico muy cercano a las improntas que hemos visto en cuevas. Es muy interesante como mezcla la narrativa contemporánea con un signo no ancestral.
¿Hay diferencias entre la forma en que se recibe su obra en España respecto a como sucede en México?
En España importa mucho el tema del exilio y eso apela a la memoria. Después está la genealogía que puedes establecer a raíz de Grau Garriga. Marta regresó a España a finales de los sesenta, en su libreta podemos constatar su interés por encontrarse con artistas y críticos. Cuando inauguramos la exposición en Barcelona, nos enteramos de que la artista Dolors Oromí, de noventa y tantos años y aún viva, conoció a Marta. Cuando llegó a Europa fue a ver a Grau Garriga, pero como no llevaba su telar, Dolors Oromí le deja el suyo y empezó a hacer un tapiz. Creo que por un asunto de visas tuvo que regresar a México y le encargó a Dolors que lo terminara, de modo que lo firmaron las dos. Al terminarlo se lo envió a México, pero no sabemos donde está. Hay mucha obra de Marta que se ha perdido o no se ha localizado, espero sea lo segundo.








