El reno frente al cambio climático: el símbolo del invierno que podría desaparecer
El cambio climático podría provocar una reducción de más del 50% —y hasta del 80%— en las poblaciones de renos y caribúes hacia finales de este siglo
- Redacción AN / SH

Mientras el reno se multiplica cada diciembre en anuncios, adornos y relatos navideños, su presencia en el Ártico real podría reducirse de forma dramática durante las próximas décadas. Diversos estudios científicos advierten que el cambio climático podría provocar una reducción de más del 50% —y hasta del 80%— en las poblaciones de renos y caribúes hacia finales de este siglo, una caída sin precedentes en al menos los últimos 21 mil años.
Estas proyecciones se suman a las alertas de la Organización de las Naciones Unidas, que ha señalado que el calentamiento global ya está transformando ecosistemas terrestres, marinos y de agua dulce, provocando la pérdida de especies locales y mortalidades masivas de plantas y animales.
Uno de los análisis más recientes, publicado en la revista Science, señala que Rangifer tarandus —conocido como reno en Eurasia y caribú en América del Norte— enfrenta un futuro incierto bajo escenarios de altas emisiones de gases de efecto invernadero. El estudio fue realizado por un equipo internacional de investigadores de la Universidad de Adelaida, la Universidad de California en Davis, la Universidad de Aarhus y la Universidad de Copenhague, y advierte que el declive de esta especie no solo amenaza a uno de los animales más emblemáticos del norte, sino también la estabilidad ecológica del Ártico y los modos de vida humanos que dependen de él.
Una especie ya en retroceso
El deterioro de las poblaciones de renos no es una proyección lejana. De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), actualmente existen alrededor de 2.4 millones de renos y caribúes en el mundo, pero la especie ha sufrido una disminución aproximada del 40% a lo largo de tres generaciones, motivo por el cual fue clasificada como vulnerable en 2016 (UICN, Lista Roja de Especies Amenazadas).
Un estudio reciente citado por la periodista Sonam Lama Hyolmo en Mongabay indica que, de mantenerse las tendencias actuales de calentamiento global, la población mundial de renos podría reducirse hasta en un 58% adicional para el año 2100, mientras que su área de distribución se contraería en aproximadamente 46% (Mongabay; estudio científico citado). La pérdida de hábitat, asociada al aumento de temperaturas, el deshielo y la expansión de actividades humanas, aparece como uno de los principales factores de este declive.
El impacto del calentamiento en la tundra
Los renos y caribúes son especialmente vulnerables al cambio climático porque dependen de condiciones ambientales muy específicas. Habitan exclusivamente la tundra helada y los bosques boreales cercanos al Ártico, donde requieren inviernos fríos y estables, nieve seca y acceso a líquenes, su principal fuente de alimento durante los meses más duros (literatura científica sobre ecología de tundra).
Uno de los fenómenos más preocupantes es el aumento de lluvias durante el invierno, conocidas como eventos rain-on-snow. Cuando la lluvia cae sobre la nieve y posteriormente se congela, se forma una capa de hielo que impide a los renos excavar para alcanzar los líquenes, provocando hambrunas y mortandades masivas (estudios sobre rain-on-snow en el Ártico).
A estos impactos se suman las olas de calor cada vez más frecuentes e intensas. En julio de 2025, se reportaron muertes de renos durante una ola de calor récord en Noruega, Suecia y Finlandia, donde se batieron varios registros históricos de temperatura (Mongabay). Habitantes de estas regiones observaron a los animales acercarse a pueblos y carreteras en busca de agua y refugio del calor y de los insectos.
Estudios de atribución climática concluyeron que el cambio climático antropogénico incrementó al menos diez veces la probabilidad de ese evento extremo, con un aumento aproximado de 2 grados Celsius en la temperatura (Mongabay; estudios de atribución climática).
¿Adiós a los renos?
La desaparición masiva de renos y caribúes tendría efectos profundos en los ecosistemas árticos. Como único cérvido adaptado a estas latitudes extremas, Rangifer tarandus cumple un papel central en la regulación de los ecosistemas de tundra, al controlar el crecimiento de líquenes y otras plantas, mantener la diversidad vegetal e influir en el ciclo del carbono (estudios de ecología de tundra).
La reducción de sus poblaciones podría alterar de forma significativa la vegetación y disminuir la capacidad de los suelos árticos para almacenar carbono, favoreciendo su liberación a la atmósfera. Este proceso podría intensificar aún más el calentamiento global, generando un círculo de retroalimentación negativa entre pérdida de biodiversidad y crisis climática (literatura científica sobre carbono en suelos árticos).

