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Musgo japonés resiste el vacío espacial y planeta nuevas preguntas sobre la vida Naturaleza Aristegui

Un experimento llevado a cabo en la Estación Espacial Internacional por investigadores japoneses revela que un musgo de nombre 'Physcomitrium patens' sobrevivió a las duras condiciones del vacío espacial.

  • Redacción AN / MDS
23 Nov, 2025 01:30
Musgo japonés resiste el vacío espacial y planeta nuevas preguntas sobre la vida
Imagen artística generada por IA

Por Julio García G. / Periodista de Ciencia

Existen en la Tierra organismos que se adaptan a las condiciones más duras del entorno, como por ejemplo a la falta de oxígeno, a la radiación extrema o a las altas temperaturas. A estos suele llamárseles extremófilos y una de las especies más representativas de ellos son los Tardígrados u osos de agua.

Ahora bien, ¿es posible que no solamente los extremófilos, sino también otro tipo de organismos, plantas y animales, puedan adaptarse a entornos extremos, como a las condiciones tan duras que existen en el espacio?

Para responder a estas preguntas, un grupo de investigadores de la Universidad de Hokkaido (Japón) dio a conocer en un extenso trabajo de investigación publicado recientemente en la revista iScience que algunos musgos, como el Physcomitrium patens, pueden vivir y adaptarse perfectamente al vacío del espacio, a la intensa radiación que existe allí y a temperaturas inusualmente bajas.

El musgo ‘Physcomitrium patens’. Imagen: British Bryological Society.

Para llevar a cabo su experimento, el biólogo japonés Tomomichi Fujita y su equipo enviaron, en 2022, a la Estación Espacial Internacional, un centenar de esporofitos (los esporofitos son la fase de una planta que suele producir esporas; estas esporas sirven para que pueda surgir la siguiente generación) de Physcomitrium patens.

Ya que se encontraban en el espacio, los astronautas adhirieron las muestras de musgo al exterior de la Estación Espacial durante un periodo de 9 meses. Posteriormente, en 2023, las muestras hicieron un viaje de retorno a la Tierra y fueron llevadas al laboratorio para su análisis.

Un tardígrado. Imagen Istock.

Ya con las muestras abiertas, los científicos se llevaron la sorpresa de que más del 80% de las esporas habían sobrevivido al viaje y, de hecho, lograron germinar días después de que fueron analizadas en el laboratorio.

Además, la supervivencia del musgo a las condiciones del espacio demuestra una cosa que antes del experimento no parecía tan obvia: que la vida puede sobrevivir a las condiciones más duras durante largos periodos de tiempo.

Al respecto, en una entrevista concedida al periódico El País, Tomomichi Fujita mencionó que “los resultados se conectan con la evolución de las primeras plantas terrestres”. Y es que, hace unos 500 millones de años, cuando aún no existía vegetación en la Tierra, los musgos fueron los primeros organismos en poblar nuestro planeta; inclusive llegaron a apropiarse del terreno antes que las plantas.

Esta capacidad adaptativa de algunos musgos, esa facilidad que poseen para reproducirse bajo condiciones extremas, podría servirles para desarrollarse también en otros planetas.

El dispositivo que emplearon los científicos japoneses para poner el musgo en el espacio. Imagen: iScience.

Y, que se adapten a otros planetas, aún sin la presencia de oxígeno, serviría, como también señala Tomomichi Fujita a El País, para “modificar la atmósfera, temperatura, topografía y ecología de otro planeta para hacerlo habitable para la vida terrestre o sostener sistemas biológicos”.

Si la vida terrestre puede llevarse a otros planetas para hacerlos habitables, ¿es posible que el futuro de la humanidad esté en otros mundos como Marte? Evidentemente el problema no estaría en llevar la vida a Marte u otros planetas (algo que quizá suceda en un momento no tan lejano), sino en la capacidad que tengamos para regenerar el nuestro.

De hecho, la gran interrogante que ahora surge es si la vida en la Tierra -bastante afectada por el cambio climático provocado por los seres humanos- podría regenerarse a partir de alguna técnica en la cual se empleen musgos tales como Physcomitrium patens.

Por lo pronto, los científicos se concentrarán en estudiar otros musgos que quizá puedan ser aún más resistentes. De hecho, la capacidad de adaptación no solamente de los musgos, sino también de algunas plantas al entorno en que se encuentran es bastante sorprendente.

Por ejemplo, existen plantas que se encuentran en la alta montaña capaces de desarrollar ciertos compuestos químicos que les permiten protegerse de la tremenda radiación ultravioleta a las que están expuestas.

Exposición de las esporas a la radiación UV. Imagen: iScience.

Y, por si fuera poco, existen algunas poblaciones de seres humanos, concretamente en el Himalaya que, debido a la altura que caracteriza a esas escarpadas regiones, han logrado adaptarse genéticamente a los bajos niveles de oxígeno. De hecho, hay evidencia de que aquellos habitantes pueden transmitir a su descendencia esa peculiar capacidad de adaptación a través de un gen llamado EPAS1.

Por otro lado, la capacidad de resistencia que tiene la vida nos obliga a reflexionar, también, en torno al hecho de que esta podría desarrollarse casi en cualquier sitio del Universo una vez que se cumplen ciertas condiciones iniciales como, por ejemplo, un planeta rocoso que posea la suficiente gravedad para poder albergar una atmósfera.

Además, que este planeta no esté ni lo suficientemente lejos ni lo suficientemente cerca de su estrella para que allí pueda existir agua en estado líquido.

Si estas condiciones iniciales se cumplen, es muy probable que la vida no sea una excepción sino la regla. Confirmaría que las leyes del Universo promueven la existencia de la vida y que éste no es tan indiferente a ella como muchas veces creemos.

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