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“México ha sido un espacio muy fértil para las utopías”: Armando González Torres Naturaleza Aristegui

El escritor publica ‘Jardines en el cielo’, ensayo donde nos invita a recorrer uno de los géneros más importantes.

  • Redacción AN / HG
23 Nov, 2025 02:20
“México ha sido un espacio muy fértil para las utopías”: Armando González Torres

Por Héctor González

¿Qué es la utopía? ¿Cómo funcionan? ¿Por qué pese a su condición de irrealizables nos empeñamos tanto en cumplirlas? En su nuevo libro Jardines en el cielo (Ariel), el escritor Armando González Torres (CDMX, 1954) nos lleva a través de un placentero viaje por las utopías que el ser humano ha ideado para crear un mundo mejor.

El recorrido inicia con Tomás Moro y sigue por algunos de los mejores exponentes del género. Durante el trayecto, González Torres, no solo expone sus virtudes, también se centra en todo lo que pueden ocasionar cuando sus objetivos se pervierten.

¿De dónde viene tu interés por las utopías?

Conocía Utopía de Tomás Moro y algunas del renacimiento, pero además, el género distópico me interesa. En 2016, Roger Bartra y Gerardo Villadelángel me invitaron para una serie estupenda de utopías que editaban en el Fondo de Cultura Económica. A raíz de ahí nació la idea de hacer algo más amplio. Es un género que ha tenido distintas transfiguraciones. Comienza como un juego literario y luego se transforma en propuesta de organización económica y social, en manifiesto político y en ciertos momentos hasta en religión política.

¿Te propusiste el libro como una historia intelectual de las utopías?

No, es un género inabarcable. El libro contiene una selección de las más representativas y de las más excéntricas. Simplemente hice un breviario que se ocupa de la transición del género. Hablo de sus aspectos positivos como ser receptáculo de algunas de las ideas más novedosas y nobles; pero también de los negativos, al hacer una radiografía de sus eventuales peligros y perversiones, mismos que pueden dar origen a distopías.

Es curioso como varias de las utopías tienen en su antípoda al capitalismo.

Cierto, empezando por Tomás Moro quien hace una crítica devastadora a la organización económica y social de su tiempo. Se imagina una sociedad igualitaria, pero sin dinero. Sin embargo, también hay muchas utopías que prefiguran la noción de productividad y consumo del capitalismo moderno. La Nueva Atlántida de Francis Bacon es una fantasía delirante en torno a las posibilidades de la ciencia, la prosperidad y abundancia. Mientras Fourier exalta el cooperativismo, la pequeña escala, la austeridad y la liberación de los sentidos; Saint Simón propone lo que hoy sería la Unión Económica Europea. Lo que sí es verdad, es que la utopía suele ser una alternativa económica a los modos hegemónicos de organización. De hecho, lo que hacen ahora las llamadas comunidades intencionales, que es donde pervive este género, es proponer organizarse fuera de la corriente predominante de la economía y al mismo tiempo usar la tecnología para tener una convivencia más sustentable.

Vasco de Quiroga es de los primeros casos de utopistas americanos. ¿Cuáles son las principales diferencias entre las utopías europeas y las latinoamericanas?

Vasco de Quiroga es un ejemplo interesantísimo porque habla mucho de las diferencias de lectura que puede tener un mismo género. Tomás Moro inventó la utopía como una sátira de su tiempo, tan es así que nunca se atrevió a publicarla en inglés, la publicó en latín. Nunca se la tomó tan en serio, al punto de que como canciller de Enrique VIII tomó decisiones contrarias a las que proponía en su libro. En cambio, Vasco de Quiroga que era su contemporáneo leyó el libro no como un juego, sino como un conjunto de ideas aplicables en el territorio virgen que era América y sobre todo en las comunidades que él fundó. Creo que América y México ha sido un espacio muy fértil para las utopías, porque se pensaba que aquí podría redimirse la decadencia y depravación que privaba en Europa, y donde, además, el indio podía ser modelado para fundar estructuras sociales más justas y ejemplares.

Hoy las utopías contemporáneas ya abarcan a las comunidades originarias…

Sí, muchos de los derechos y libertades de los que hoy gozamos fueron prefigurados en estos libros delirantes. Al mismo tiempo, muchos de los temas más vigentes de la agenda social y política contemporánea como la lucha por la equidad de género, por los derechos, las libertades de las minorías y la búsqueda de un modelo más sustentable, están preconfigurados en las utopías.

¿En qué momento se toca la utopía con la distopía?

En los totalitarismos las utopías se vuelven distopías. Antes que la ciencia social incluso, quienes advirtieron de los peligros de intolerancia, fanatismo y anulación de libertades, fueron escritores visionarios. Lo que hace que se toquen ambos extremos es la fe utópica por planificar todo hasta y sobre todo, la creencia en una perfectibilidad humana casi infinita. Muchas utopías consideraban la creación de un nuevo hombre más sabio, bello, sano y longevo. Esta fe ingenua ha llevado a desdeñar, excluir y eliminar a los seres humanos de carne y hueso, a las personas que se interesan por su propio desarrollo, porque otro de los rasgos fundamentales de la utopía es la subordinación de los deseos individuales al bienestar colectivo. La combinación letal de todo esto crea regímenes de pesadilla donde utopía y distopía son casi lo mismo.

Digamos que los utopistas no toman en cuenta los rasgos de la condición humana.

Sí, pero hay de todo. Hay planteamientos utópicos que buscan armonizar de una mejor manera las formas de realización individual con un entorno social, es el caso de Fourier o de utopías estéticas como la pantisocracia de los románticos donde un grupo de artistas iba a cultivar la tierra y producir con poco esfuerzo, el resto del tiempo lo iban a dedicar a crear y platicar. Hay una utopía extraordinaria de William Morris, donde imagina una Inglaterra del futuro donde después de una revolución se ha abolido la propiedad privada y predomina una total libertad, donde la liberación de los deseos produce más armonía, esta idea está muy presente en los movimientos juveniles de los años sesenta.

Fourier o William Morris son utopistas que trasgreden además del status quo, la moralidad de su época.

Sí, muchas utopías son muy puritanas, empezando por Tomás Moro. Sin embargo, hay otras muy subversivas. Tomás Campanella en la Ciudad del Sol prescribía la comunidad de mujeres para mejorar las razas. En lugar de la pareja tradicional proponía que a través de la astrología se determinara que caracteres y en qué momento se deberían aparear los humanos para tener una mejor descendencia. Fourier proponía una liberación sexual más amplia lo cual no deja de ser curioso porque nunca dejó de ser un solterón.

¿Hay utopistas mexicanos?

Sí, ha habido utopías interesantes en México. Una curiosa, fue en Topolobampo, no solo era un proyecto desarrollista muy amplio, había también una dimensión futurista y de organización social utópica. Su creador Albert Owen, pretendía unificar el Pacífico con el Atlántico a través de un ferrocarril. Se crearía un puerto muy próspero, pero al mismo tiempo muy puritano porque no iba a ver burdeles o bares.

En el libro apuntas que pese a la ingenuidad las utopías son necesarias, entre otras cosas porque aportan perspectiva crítica.

Sí, Tomás Moro acuñó el nombre de utopía. Sin embargo, a partir de su libro pionero hay quienes han visto muchos libros anteriores con carácter utópico. Se concibe más que como género, que el individuo tiene un instinto utópico que lo lleva a plantearse cosas, a cuestionar la realidad, el realismo, a cuestionar los intereses más inmediatos e instintivos. Pese a sus éxitos y fracasos es un género vigente que requiere lecturas críticas, con malicia.

¿Qué tan cierto es que vivimos en una época distópica?

En nuestra época se mezclan tonos distópicos, lo digo por ejemplo por predicciones realizadas en torno al medio ambiente, pero por otro lado hay muchos movimientos políticos populistas que recorren ciertos moldes de la utopía por medio de la nostalgia.

¿La democracia llegó a verse como utopías?

Tanto el mercado como la democracia llegaron a idealizarse al grado de utopías, un libro muy ilustrativo al respecto es El fin de la historia, de Francis Fukuyama, donde se suponía que producto de la caída de la Unión Soviética y el socialismo, la democracia y la economía de mercado serían hegemónicos, lo cual como se ha visto no ha sido así. Por eso es muy importan leer con perspicacia y equilibrio analítico para cualquier tipo de explicación total del mundo.

¿Cuál es tu utopía favorita?

Me simpatiza Fourier, me gustan las utopías artísticas, algunos momentos de las utopías juveniles. Más allá de cierta banalización y excesos a los que se han llegado, creo que demandas como la reivindicación de libertades y hedonismos, radican en algunas de las herencias más valiosas de la civilización moderna.

¿Eres más utópico o distópico?

Me definiría con un terminó medio, leo siempre y con mucho gusto sobre la utopía, pero siempre con un ojo distópico.

 

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