Naturaleza AristeguiNaturaleza Aristegui

Menú del día: la memoria feliz (Reseña) Naturaleza Aristegui

El escritor argentino Rodolfo Reich publica una colección de textos sobre comida y recuerdos personales.

  • Redacción AN / HG
23 Nov, 2025 01:36
Menú del día: la memoria feliz (Reseña)

Por Marco A. Cervantes

                                                                                                                     A Laly

Comer es, muchas veces, atravesar la memoria. Ningún plato del menú del día puede competir con aquel que alguna vez te preparó tu abuela. Basta una cucharada para regresar a aquella tarde en que descubriste el milagro de entender que la comida podía llegar a ser deliciosa.

Comer también es felicidad, descubrimiento y curiosidad. No solo es escarbar en la memoria, sino pensar en el platillo que vamos a comer. Estar en la mesa es, entonces, vivir el presente y viajar al recuerdo. Y, sin duda —como en este preciso momento—, comer también es hablar de la comida con otros.

La comida: una parte de felicidad

Rodolfo (Rodo) Reich (Buenos Aires, 1973) es autor de Menú del día, un libro que, como la carta de un menú, recorre distintos platillos que van de lo salado a lo dulce: pan y mantequilla; pasta y vino tinto; asado y alcachofas; flan y café. El texto, publicado por Vinilo Editora en 2025 (editorial argentina especializada en relatos personales), no es un recetario con lista de ingredientes, tampoco explica cómo elaborar un plato de ravioles: es algo más complejo: por ejemplo, cuenta cómo un plato de sopa le cambió la vida al autor.

La comida también es conversación y, por supuesto, polémica. Reich —periodista especializado en gastronomía— habla sin prejuicios del amor de los argentinos por los asados y debate sobre la preparación correcta de una tortilla española. ¿El huevo debe prepararse cocido o medio crudo? ¿Por qué Rodo prefiere un buen bife a un helado?

A lo largo del libro el autor transgrede la zona de lo fitness. Nunca rechaza un buen costillar debido a la preocupación “saludable” por el aumento de los triglicéridos o del colesterol, y celebra el extraordinario acto de magia al beber una copa de vino tinto: “si fuéramos religiosos, el vino sería la prueba de que Dios existe”.

Estás en un restaurante: ponen el mantel y la panera al centro. Te dan la carta del menú y la recorres de arriba a abajo. Comparas. Recuerdas. También exploras lo distinto: quieres probar algo distinto. Lo pides y lo celebras. Sin embargo, sigues siendo el mismo que busca, tal vez afanosamente, el gusto por aquella sopa que un día descubriste en la casa de tu infancia. Y, como Rodo Reich, al hacer eso “celebras la historia de nuestras vidas”, porque “una parte de esa felicidad, imagino, no tenía que ver realmente con lo que estaba comiendo, sino con el hecho de estar ahí”.

La comida: la memoria feliz.

Temas Relacionados