Etnorock, un viaje a través del punk, ska, rap y reggae en las comunidades originarias 
'Etnorock II. Diez años después' está disponible para descarga gratuita.
- Redacción AN / HG

El seguimiento a las expresiones musicales en lenguas originarias dio pie a un amplio proceso de documentación reflejado en el libro Etnorock II. Diez años después, que aborda los cambios que ocurren entre los jóvenes indígenas que ejecutan diversos géneros contemporáneos.
La obra, coordinada por Martín de la Cruz López Moya, Juan Pablo Zebadúa Carbonell y Juris Tipa, es la continuación de Etnorock. Los rostros de una música global en el sur de México (2014).
En la presentación, realizada en el Museo Casa de Carranza, el subdirector de la fonoteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Benjamín Muratalla, destacó que el volumen recopila diversos puntos de vista, desde enfoques sociológicos, antropológicos e históricos, acerca de este fenómeno sociocultural. “Todas las músicas están íntimamente ligadas con el grupo que las produce y en estas hay originalidades”, dijo.
A su vez, el investigador del Centro de Estudios de México y Centroamérica (Cesmeca), de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, Martín López Moya, externó que una de las razones para hacer este trabajo fue la escucha a otras sonoridades que emergieron en el contexto de la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en los Altos de Chiapas, donde el rock se posicionó como soundtrack del movimiento.
Manifestó que los jóvenes de la región no estaban acostumbrados a visibilizar su arte y, en dicho contexto, empezaron a cantar en sus lenguas maternas, principalmente el bats’i k’op (tsotsil), con lo que nació la primera banda, Sak Tzevul, en 1996; un año antes, en el otro extremo del país, en Sonora, jóvenes de la nación comca’ac (seri) crearon Hamac Caziim, ambas bandas representaron el surgimiento del llamado rock indígena.
“Vimos que había una ruptura en el paradigma antropológico de cómo concebir a las comunidades indígenas, a partir de que los jóvenes se estaban apropiando de una música que, en el lenguaje conservador, se pensaba que estaba trastocando sus costumbres y su vida”.
Identidad y cohesión
El rock, añadió, se convirtió en un recurso de enunciación de los principios de pertenencia cultural, pero también de conexión juvenil, ya que estos músicos pusieron en entredicho la idea de comunidades indígenas homogéneas. “Es un complejo donde caben muchas músicas, que tienen como principio hablar en las lenguas locales, lo que hace que muchos jóvenes trasciendan sus fronteras lingüísticas y territoriales, y entren en diálogo con personas de otras partes del orbe”.
En su intervención, el profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, Juris Tipa, consideró que el primer volumen fue pionero no solo en México sino en América Latina, por lo que decidieron regresar al tema luego de 10 años, para hacer una perspectiva comparativa con el libro anterior, abriendo el panorama no solo al rock, sino a géneros como el punk, el reggae, el ska o el rap.
Señaló que, a manera de película, se trata de una secuela en la que hay “nuevos personajes”, entre ellos un debate acerca del término “etnorock”, y nuevas facetas, como los obstáculos que enfrentan las bandas dentro de la industria musical.
“Cuando se habla de estos músicos, usualmente hay un enfoque en la identidad, la reivindicación cultural o el idioma; por supuesto, es importante, pero hay que darnos cuenta que cualquier grupo, por definición, es una microempresa. Desafortunadamente, también se enfrentan al racismo estructural antiindígena”.
El profesor de la Facultad de Música, de la Universidad Nacional Autónoma de México, Alan Granados Sevilla, destacó el lenguaje ameno de la obra en sus 10 capítulos, y detalló que aborda subculturas musicales de Chiapas, Guerrero, Sonora y Veracruz e, incluso, más allá de las fronteras, como es el caso de Valencia, España.
“En México, la mayoría de la literatura sobre el tema difícilmente se detiene a reflexionar sobre estas expresiones musicales, y ahí es donde está uno de los grandes aciertos del texto. Nos vamos a enterar de todas esas prácticas rockeras locales que atienden a finalidades y experiencias específicas”.
Etnorock II. Diez años después fue editado por el Cesmeca y está disponible para su descarga gratuita.







