El Museo de Arte Moderno hace una revisión de la obra de Manuel Álvarez Bravo 
La muestra 'Manuel Álvarez Bravo: registro de oscuridades' propone una relectura de la obra del fotógrafo mexicano a partir de tres ejes: muerte, memoria y ausencia.
- Redacción AN / HG

El Museo de Arte Moderno (MAM) presenta Manuel Álvarez Bravo: registro de oscuridades, una exposición que retoma 23 fotografías del acervo institucional para revisar la forma en que el maestro de la lente exploró la muerte, la memoria y la ausencia a lo largo de más de cuatro décadas de trabajo.
La muestra invita a revisar los aspectos más humanos y oscuros del ciclo de la vida, tal y como fueron registrados por la mirada lúcida y poética de una de las grandes figuras de la fotografía del siglo XX. Asimismo, forma parte de las relecturas que el Museo realiza de la obra desde 1973, cuando Álvarez Bravo donó dicho conjunto de imágenes, mismas que el fotógrafo expuso en 1972 en el Palacio de Bellas Artes.
Durante la inauguración de la muestra, el curador Raúl Rueda recordó dicha historia y destacó el valor del acervo: “Desde los años setenta, el Museo ha revisado una y otra vez esta colección porque permite aproximarse a Álvarez Bravo desde múltiples ventanas. Cada retorno revela una nueva forma de mirar”.
Una lectura desde la muerte, la memoria y la ausencia
En el recorrido de apertura, Rueda explicó que la selección parte de una investigación que retoma tres conceptos que atraviesan la obra del artista: muerte, memoria y ausencia.
“Observé que la muerte es una presencia que recorre su producción, pero no desde una mirada festiva o folclórica… Aparece una muerte ligada a los cambios sociales y políticos del país, a la modernidad que transforma territorios y a los rastros, tanto materiales como simbólicos, que dejan las pérdidas”.
Dicha perspectiva, aclaró en entrevista, distingue la muestra de otras revisiones previas. “Regularmente se ha estudiado a Álvarez Bravo desde enfoques generales, desde el surrealismo o desde la identidad. Aquí optamos por profundizar en lo que ocurre cuando muerte, memoria y ausencia se sobreponen. Cómo se registran los restos: los espacios, los objetos, los silencios que quedan”.
La exposición se conforma con fotografías realizadas entre 1930 y 1972, una amplitud temporal que permite observar cómo el artista sostuvo dichas preocupaciones de forma persistente. Aunado a ello, Rueda remarcó que también aparece un interés temprano por la dimensión ecológica: “Hay paisajes que muestran una devastación incipiente. Me parece una observación precoz sobre un problema que hoy es central”.
De acuerdo con el curador, entre las piezas Ofrenda II destaca como núcleo conceptual. “Es la obra que mejor reúne las ideas de la muestra… Ahí están la muerte, la ausencia y el daño ecológico en un solo encuadre: un árbol herido que se convierte en memorial. Resume la fractura entre tradición, territorio y modernidad”.
La exposición invita a reflexionar sobre la presencia constante de la muerte en la vida social del país, agrega: “Volver a Álvarez Bravo permite pensar esa ausencia desde otro lugar: con una mirada poética que no elude la crítica ni el peso emocional del vacío”.
Los primeros visitantes recorrieron las salas con una mezcla de silencio, interés y reconocimiento. Las imágenes, algunas poco conocidas, construyen un relato que se mueve entre lo ritual, lo íntimo y lo político.
Manuel Álvarez Bravo: registro de oscuridades está abierta hasta febrero de 2026 en la Sala Manuel Álvarez Bravo del Museo de Arte Moderno (Paseo de la Reforma y Gandhi s/n, Bosque de Chapultepec).







