Michoacán | Padre de Bernardo Bravo había sido torturado y asesinado antes 
"Don Berna", —hace una década—fue torturado y asesinado previamente, tras ser extorsionado por grupos del crimen organizado.
- Redacción AN / KC

El asesinato del empresario limonero Bernardo Bravo evidencia un patrón de violencia que afecta a la región cítricola de Michoacán desde hace años, y que ya había cobrado la vida del padre del joven, destacó en Aristegui en Vivo la periodista Dalia Martínez.
“Don Berna”, —hace una década—fue torturado y asesinado, luego de haber sido ser extorsionado por grupos del crimen organizado.
Martínez señaló que los agresores pidieron cantidades millonarias y, ante la negativa, procedieron al secuestro, la tortura y finalmente el asesinato.
Bernardo Bravo, presidente de la Asociación de Cítricos del Valle de Apatzingán, había alertado días antes sobre la creciente influencia de estas células criminales en el tianguis de Limones.
Martínez explicó que en la región operan grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación y Los Templarios, e incluso hasta 30 células delictivas que ejercen control sobre productores y trabajadores.
El joven empresario denunciaba que las extorsiones y la incapacidad de las autoridades locales para garantizar seguridad afectaban directamente la economía de la zona.
La periodista recordó que este caso no es aislado, ya que otros productores han sido asesinados en los últimos meses tras recibir amenazas de líderes criminales.
Entre ellos, José Luis Guiñada Escalera, asesinado en Bona Vista, Tolopán, tras amenazas directas de cabecillas conocidos como Zetar, César Sepúlveda Arellano, alias “El Botox”, y Alberto García Flores, alias “La Peggy”.
También Rogelio Escobar Peña Losa, interceptado por un comando armado en la carretera Cuatro Caminos a Apatzingán, fue asesinado, encontrándose en el lugar múltiples rifles y pistolas.
Martínez enfatizó que el crimen organizado no solo golpea a empresarios, sino también a los trabajadores del limón.
El arzobispo de Apatzingán, Cristóbal Asencio, ha denunciado que a los cortadores de limón se les exige incluso el doble o triple de lo habitual en cuotas, mientras muchas autoridades permanecen indiferentes ante estas prácticas.
La continuidad de la violencia y la impunidad reflejan un contexto de inseguridad que afecta tanto a productores como a trabajadores, dejando a familias como la de Bernardo Bravo en una situación de vulnerabilidad constante.
La muerte de Bernardo, tras la ejecución de su padre años antes, evidencia un patrón de extorsión, tortura y asesinatos selectivos en la región de Apatzingán, afirmó la periodista.


