Ecuador: entre 2020 y 2024, se deforestó un área equivalente a la superficie de Luxemburgo 
En este periodo, la tasa de pérdida de cobertura natural se incrementó en el país, lo que genera preocupación entre los expertos.

Por Ana Cristina Alvarado
Mongabay Latam
Entre 2020 y 2024, Ecuador perdió 239 849 hectáreas de bosque, de acuerdo con datos analizados por el equipo de la Fundación EcoCiencia para MapBiomas Ecuador. Esto equivale a deforestar un área similar a la superficie de un país como Luxemburgo. La pérdida se correlaciona directamente con el crecimiento de la agricultura y los pastos, que aumentaron en 311 582 hectáreas durante el mismo periodo.
La situación es considerada “bastante preocupante” por Pablo Cuenca, director del Laboratorio de Cambio Global y codirector del grupo de investigación Ecosistemas Tropicales y Cambio Global de la Universidad Regional Amazónica Ikiam. Explica que después de tener una tasa de deforestación bruta del 0.93% entre 1990 y 2000, la cifra había bajado al 0.75% entre 2018 y 2020.
No obstante, ahora hay una inversión de la tendencia, pues la tasa de deforestación está en 0.78%. Esto equivale a la desaparición de 95 000 hectáreas de coberturas naturales cada año, una superficie similar a 280 veces el Central Park de Nueva York.

Cultivos de palma en el Chocó, una zona de importante biodiversidad. Foto: cortesía Gustavo Redín para Mongabay Latam
Wagner Holguín, coordinador de MapBiomas Ecuador, explica que la expansión agropecuaria sigue siendo el principal motor del cambio de uso de suelo en el país. Las actividades productivas también están cubriendo áreas naturales sin vegetación, señala el experto.
Morona Santiago, en el sur de la Amazonía ecuatoriana, fue la provincia más afectada, con 69 187 hectáreas deforestadas. Le siguen Santo Domingo de los Tsáchilas, en la costa norte, con 45 035 hectáreas; y Zamora Chinchipe, la provincia amazónica más austral, con 40 679 hectáreas. Manabí, Bolívar, Cotopaxi y Loja registraron cada una más de 24 000 hectáreas deforestadas. Al mismo tiempo, estas provincias registran los mayores incrementos de superficie agropecuaria.
El informe más reciente de MapBiomas parte de su tercera colección de datos, que en esta ocasión incluyó información de la expansión de la silvicultura y de los cultivos de banano. Con esto, explica el técnico de Ecociencia, se busca generar información para que los exportadores y el país tomen medidas ante la regulación de deforestación cero de la Unión Europea (UE), que exige que los productos que se exportan a la UE no hayan sido producidos en tierras deforestadas después del 31 de diciembre de 2020.

Una finca de banano en la provincia de Los Ríos, la mayor productora de esta fruta en Ecuador. Foto: cortesía Prefectura de Los Ríos
Entre 2020 y 2024, la silvicultura fue la responsable de la deforestación de 5582 hectáreas. Mientras tanto, entre 1985 y 2024, los cultivos de banano experimentaron un crecimiento del 182 %, pasando de 60 045 hectáreas a 169 438 hectáreas. Las provincias de Los Ríos, Guayas y El Oro, en la costa, concentran el 94 % de los cultivos. Holguín destacó la expansión de esta fruta en Santa Elena, a partir de 2010. Esto causó sorpresa, explica, porque la provincia tiene un ecosistema seco, con pocas fuentes de agua.
Los factores de la deforestación
Cuenca detalla que la agricultura está impulsando el cambio de uso de suelo a través de cultivos como la palma de aceite, el banano, la pitahaya y el cacao. Tras el colapso de la producción de cacao en África, hubo un boom en la Amazonía, en respuesta a los altos precios de este producto, señala el académico.
La balsa, que se usa como materia prima para la construcción de aspas para torres eólicas, también estuvo en auge, principalmente durante la pandemia del Covid-19. El resultado fue la tala de esta especie, pero también la deforestación de los bosques amazónicos para cultivarla.

En la vía a Loreto, los comuneros se volcaron al cultivo de balsa, una especie de crecimiento rápido. Foto: cortesía para Mongabay Latam
Para Cuenca, otros factores de deforestación fueron la construcción de carreteras en medio de la selva amazónica, tanto por gobiernos locales como por actores ilegales, y la expansión de la minería ilegal de oro.
En Santo Domingo de los Tsáchilas, la deforestación está impulsada por múltiples factores, de acuerdo con Marisol Angulo, educadora ambiental en la Quinta Agroecológica San Jorge. En 2024, la Asamblea Nacional declaró a la provincia como la capital de la carne del Ecuador, debido a la gran producción de res, cerdo y pollo. Para Angulo, la declaratoria promueve el reemplazo de los bosques por potreros para la actividad pecuaria.
La educadora ambiental y viverista también cuenta que los monocultivos tienen impactos en la cobertura natural. Actualmente, dice, se ven grandes extensiones de piña y cacao. De hecho, la provincia es una de las principales productoras de piña de exportación, contribuyendo a que Ecuador esté entre los países sudamericanos con más espacio en este mercado.
Las áreas protegidas y los territorios indígenas se mantienen como barreras contra la deforestación, de acuerdo con Holguín. No obstante, la amenaza está cada vez más cerca y en algunos casos dentro de áreas protegidas, como en el caso del Área Protegida Yacuambi y la Reserva Ecológica Cofán Bermejo, espacios donde la minería está prohibida, pero donde se presume que actores ilegales han provocado la deforestación para extraer oro aluvial.

Granjas de cerdos en Santo Domingo de los Tsáchilas, una de las provincias con más cabezas de ganado porcino en el país. Foto: Xavier León para Mongabay Latam
Cuenca señala que las zonas de amortiguamiento ya no están cumpliendo con su rol. En un estudio en el que participó se encontró que hasta el 25.5 % de la deforestación acumulada entre 1990 y 2018 ocurrió en estos espacios de contención. Por eso, para Cuenca es necesario que las políticas de conservación generen instrumentos para proteger las zonas de amortiguamiento.
La minería amenaza la Amazonía
Morona Santiago y Zamora Chinchipe, dos de las provincias con más pérdida de cobertura boscosa, están en la Amazonía ecuatoriana. Si bien el principal disparador de la deforestación es la actividad agropecuaria, la minería también genera preocupación, pues además de pérdida de cobertura boscosa, provoca graves impactos al medio ambiente y a la salud por el uso de químicos como el mercurio.
Según la Colección 3 de MapBiomas, en 2024, el 71 % de la minería –concesionada e ilegal– se encontraba en la Amazonía, con alrededor de 11 000 hectáreas. Zamora Chinchipe tenía la mayor extensión de superficie tomada por la minería, con 6802 hectáreas. Le siguen Napo, con cerca de 2000, y Morona Santiago, con alrededor de 1800 hectáreas.

La minería ilegal en Zamora Chinchipe ha causado deforestación en la ribera de los ríos, inundaciones y despliegue de sustancias tóxicas como mercurio o cianuro, que afectan la calidad del agua. Foto: cortesía José Dimitrakis / Revista Vistazo Mongabay Latam
Un análisis geoespacial liderado por el Laboratorio de Geoinformación y Teledetección de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL) encontró que entre 2018 y 2023, la minería legal e irregular en Zamora Chinchipe se concentró en los cuerpos de agua de los ríos Zamora y Nangaritza. También halló que las unidades de conservación más afectadas fueron el Parque Nacional Podocarpus y la Reserva de Biósfera El Cóndor. Además, se identificó la realización de minería concesionada y de minería ilegal sobre territorios indígenas titulados.
Las actividades mineras irregulares han crecido también alrededor del Bosque Protector Alto Nangaritza y dentro del Parque Nacional Podocarpus, de acuerdo con Jorge Villa, especialista en Sistemas de Información Geográfica de la Fundación Ecociencia.
Mientras tanto, en Morona Santiago se ha observado un crecimiento de la minería ilegal principalmente en el sur de la provincia con “bastante fuerza”, de acuerdo con Villa.
Ganadería, tala y monocultivos
Fernando Espíndola, geógrafo residente en Morona Santiago, explica que el incremento de asentamientos humanos, la construcción de carreteras, el avance de la frontera ganadera y la tala de madera son los principales responsables de la pérdida de cobertura natural en la provincia.

Una toma de dron muestra el cruce de la carretera en medio de zonas inundables. Foto: cortesía monitores comunitarios achuar para Mongabay Latam
Allí, la deforestación se ha focalizado en el cantón Taisha, donde las dinámicas de uso de suelo empezaron a cambiar hace unos 50 años, cuando colonos llegaron a la zona para establecer fincas ganaderas, transformando el bosque en pastizales, de acuerdo con Espíndola. En los últimos años, asegura el geógrafo, indígenas de los territorios shuar y achuar arriendan pastizales a los colonos que no han dejado de llegar.
En 2016 se concretó por primera vez una carretera para conectar al cantón las principales ciudades amazónicas. Esta arteria vial, aunque rudimentaria, facilitó la tala de maderas finas.
El problema se profundizó cuando entre 2022 y 2025, gobiernos locales abrieron sin permisos ambientales ni estudios técnicos 62 kilómetros de vías en territorio achuar. Más madereros ilegales llegaron, provocando fatales disputas entre los pobladores indígenas que quieren conservar el territorio y los que argumentan que la venta de madera es la única forma de generar ingresos para los habitantes de una de las zonas más pobres y con menos servicios básicos del país.
“La demanda de madera en Taisha es altísima por parte de los negociantes de madera”, asegura Espíndola. “Las comunidades necesitan dinero para transportarse, para las escuelas, para salir a Macas [la capital provincial]”, añade. No obstante, al ser pueblos que han vivido de su entorno durante siglos, verse ahora expuestos a las dinámicas comerciales ha sido difícil, por lo que lo más sencillo es vender madera, de acuerdo con el geógrafo.

Palora es considerada la capital del té y la pitahaya. Foto: cortesía MAAP para Mongabay Latam
Por otro lado, en el norte de la provincia, en el cantón Palora, el cultivo de pitahaya causó la deforestación de 248 hectáreas de selva entre 2019 y 2023, según datos del reporte 194 del Proyecto de Mapeo de la Amazonía Andina (MAAP, por sus siglas en inglés), de Amazon Conservation. El incremento en el precio de la fruta provocó que la superficie cultivada pasara de menos de cinco hectáreas en 2000 a más 3000 hectáreas en 2023, reportó Mongabay Latam. “Se espera que crezcan a 4000 hectáreas para 2026”, señala Espíndola.
Políticas y desafíos socioeconómicos

Los principales datos de la Colección 3 de MapBiomas Ecuador. Imagen: cortesía MapBiomas para Mongabay Latam
Entre 1985 y 2024, las coberturas naturales disminuyeron en 1.31 millones de hectáreas, mientras que las coberturas antrópicas crecieron en 1.4 millones, de acuerdo con el informe de la Colección 3 de MapBiomas. En concreto, Ecuador perdió 1.21 millones de hectáreas de bosque y ganó 1.19 millones de hectáreas de superficie agropecuaria.
“La cifra demuestra tanto la presión sobre los ecosistemas como la necesidad de políticas integrales que armonicen la producción y la conservación”, dice Cristina Aguilera, analista de MapBiomas Ecuador.
Angulo concuerda y señala falencias en la gestión ambiental de Santo Domingo de los Tsáchilas. “Había la mesa provincial ambiental, donde se creaban ordenanzas para minimizar el avance de la destrucción de los bosques, pero ahora ya no le dan importancia”, asegura. La educadora ambiental y viverista cree necesaria la creación de leyes ambientales fuertes.

Intervención del gobierno provincial de Santo Domingo de los Tsáchilas en una carretera que es usada diariamente para sacar madera, ganado y otros productos: Foto: cortesía GAD Provincial para Mongabay Latam
Espíndola, por otro lado, considera que hace falta conciencia ambiental en Morona Santiago, una de las provincias más grandes y más verdes del país, donde parece que los recursos son infinitos. Asimismo, critica la gestión de los gobiernos provinciales y cantonales, pues priorizan la construcción de vías sin controles, cuando hay urgencias en salud o educación.
Ambos expertos mantienen la esperanza de que se den cambios para proteger el ambiente y los recursos naturales. Angulo es parte de la Quinta Agroecológica San Jorge, que fue declarada Área de Conservación y Uso Sustentable este 2025 y desde donde se promueve la conservación.
Mientras tanto, Espíndola destaca iniciativas como la de la Fundación Chankuap, que brinda asistencia técnica a productores shuar, achuar y mestizos en el desarrollo de productos que no generen impactos en los bosques.
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Ecuador: entre 2020 y 2024, se deforestó un área equivalente a la superficie de Luxemburgo