¿Qué pasó con las alarmas de seguridad durante el robo al Louvre? | Entérate 
La periodista Florencia Ángeles narró en 'Aristegui en Vivo' cómo fue el robo de ocho joyas de la corona francesa en el Museo del Louvre de París; un atraco que fue calificado como 'de película' por los periodistas y que ha levantado indignación en la población francesa.
- Redacción AN / MDS

Un grupo de cuatro delincuentes perpetró el domingo un audaz robo en el Museo del Louvre, en París, logrando sustraer parte de las históricas joyas de la corona francesa en una operación que duró tan solo siete minutos.
Según relató Florencia Ángeles en Aristegui en Vivo, “dos ladrones finalmente llegaron a bordo de un vehículo que se utiliza muy comúnmente para las mudanzas, y de este vehículo, que es un montacargas, se despliega una escalerilla que va directo al primer piso del Museo del Louvre, donde estaba esta Sala Apolo, donde se encontraban las joyas de la corona”.
La operación se ejecutó desde uno de los laterales del museo que da hacia el río Sena, conocido como el lado François Mitterrand. Ángeles señaló que “ahí, a diario, pasan vehículos. No hay ninguna seguridad o protección en particular, porque recordemos que el museo también es enorme, es el museo más grande del mundo, así que está en pleno centro de París y la gente puede circular libremente al ladito del museo”.
La ejecución del robo tuvo características dignas de una película. “Llegaron dos a bordo de este camión, otros dos en motocicleta. El camión lo estacionaron, así como en las películas. Pusieron los conos de seguridad, de esos conos de estacionamiento de color anaranjado con blanco, y después de allí desplegaron la escalerilla”, describió Ángeles.
Ya dentro del museo, los ladrones utilizaron una herramienta para cortar vidrio. “Con un cortador de disco rompieron una de las ventanas para poder ingresar a esta Sala Apolo. Siguieron caminando con esta misma cortadora de disco, amenazaron a los guardias de seguridad que estaban ahí dentro y, pues, con esta misma cortadora, cortaron una de las vitrinas donde estaban estas joyas”.
Durante la huida, uno de los objetos más valiosos fue recuperado por accidente: “La corona de Eugenia de Montijo se les cayó corriendo. Que bueno, porque esta joya tiene 1,300 diamantes y 56 esmeraldas”.
El robo dejó en evidencia fallas en los protocolos de seguridad del Louvre. Florencia Ángeles explicó que “esta sala tenía unas [alarmas] que van directamente al Ministerio del Interior. Es decir, desde allí, en cuanto hay un tipo de acción como esta, se escucha la alarma. La pregunta es si funcionaron o no”.
Según un comunicado del museo, las alarmas sí se activaron y había cinco agentes de seguridad presentes, pero “sacaron a los pocos visitantes que estaban allí y, pues, prácticamente dejaron a los malhechores para que hicieran su robo. ¿Por qué? Porque no tenían armas. Tampoco los agentes de seguridad del museo”.
La ministra de Cultura, Rachida Dati, anunció una doble línea de investigación: “Es importante para nosotros ver si el dispositivo que existe actualmente estaba operante y es actual. Voy a solicitar una reunión con el ministro del Interior, Laurent Nuñez, para tener que sacar las consecuencias de este robo. Voy a pedir una investigación administrativa al lado de la judicial”.
Denuncias previas
El contexto previo al robo incluye denuncias por parte del personal del museo. “Desde junio pasado los trabajadores del lugar habían hecho una huelga, denunciando justamente la falta de personal para garantizar la seguridad de este recinto”, recordó Ángeles.
El Louvre, que recibe casi nueve millones de visitantes al año, dos tercios de ellos turistas, se ha convertido en el centro de la atención internacional tras el robo. “Hay esta vergüenza que sienten hoy las autoridades y los franceses de decir: ‘Estamos en el centro del mundo ahora con este robo de un museo tan grande, un museo tan importante, y además de las joyas de la corona, que no es cualquier cosa’”.
Hasta el momento, no se ha determinado el valor exacto del botín. Ángeles detalló que entre las piezas robadas se encuentran “diademas, collares, pendientes y broches de la esposa de Napoleón III, María Eugenia de Montijo, pero también de la emperatriz María Luisa, también de la reina Hortensia de Holanda, la reina María Amelia, que fue la esposa del último rey de Francia”.
El robo representa también un retroceso en los esfuerzos de recuperación de este patrimonio: “En los últimos años […] ha habido una operación para recuperar estas joyas. ¿Por qué? Porque después de la Revolución Francesa, las joyas se vendieron, se perdieron y poco a poco han sido ahora sí que sacadas a la luz en algunas subastas”.