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Reseña | 'Dying Light: The Beast', un sangriento híbrido de nostalgia y frescura Naturaleza Aristegui

¿Vale la pena jugar 'Dying Light: The Beast'? Te contamos en esta reseña.

  • Redacción AN / BJC
20 Sep, 2025 07:38
Reseña | 'Dying Light: The Beast', un sangriento híbrido de nostalgia y frescura

Con un día de anticipación, Dying Light: The Beast se estrenó este 18 de septiembre dando a los fans del género de zombies una nueva entrega llena de sangre, grotescos monstruos, parkour y una venganza fraguada por 13 años. 

Lo que inició como un contenido descargable (DLC) para Dying Light 2 evolucionó hasta convertirse en una secuela que retoma al personaje principal del videojuego que inició la saga en 2015, Kyle Crane.

Así como Crane es un híbrido de Volátil y humano, Dying Light: The Beast mezcla dinámicas del juego original con mecánicas de la secuela creando una experiencia que si bien no innova por completo a la saga, sí ofrece una experiencia de horas de sangrienta y dinámica diversión. 

Eso sí, el combate se ve refrescado por los nuevos poderes del protagonista que harán sentir al jugador como una verdadera máquina de aplastar zombies. 

El reto de Dying Light: The Beast es justamente balancear estos poderes para que el juego no se convierta en un paseo en el parque en lugar de una ciudad plagada de monstruos.  Esto lo logra limitando el progreso y desbloqueo de nuevos poderes a la derrota de poderosos enemigos conocidos como Quimeras, que a lo largo de la trama se vuelven vitales para la venganza de Kyler Crane en contra de quienes lo torturaron y experimentaron sobre él durante 13 años.

Al igual que sus predecesores, completar la historia de Dying Light: The Beast toma alrededor de 20 horas o un poco más dependiendo del estilo de juego, cantidad que puede duplicarse si se busca completar todo lo que el ofrece.

Esta duración ayuda a que el juego no se sienta repetitivo o que se queda más tiempo del debido. La jugabilidad llena de acción, sesos, vísceras y mucho parkour hace difícil aburrirse con el título.

El rendimiento para PlayStation 5, consola usada para esta reseña, resultó en su mayor parte óptimo, experimentando solo algunos glitches visuales, como clipping a través de paredes. Fuera de eso, el framerate se mantuvo estable aún en escenas de mucha acción y movimiento. Gráficamente, el videojuego cumple con lo que se esperaría de un título de Dying Light, con gore detallado, zombies y monstruos espeluznantes  y una ciudad que en medio de la desolación inherente al género del horror cuenta con bellos paisajes que pueden disfrutarse desde la punta de edificios.

¿De qué trata Dying Light: The Beast?

La historia inicia 13 años después de los eventos del DLC de 2016 Dying Light: The Following, en el que Kyle se convierte en un Volátil consciente. Tras ser capturado en Harran y verse sometido a tortuosos experimentos por orden de Marius Fischer, alias El Barón, , Kyle escapa con la ayuda de la científica Olivia.

La mayor parte del videojuego está dedicado a cazar las Quimeras, monstruos a los que se les extrae su ADN para potenciar los poderes Kyle en su camino hacia la venganza contra el Barón.

Si bien es una secuela, la historia puede entenderse y jugarse sin necesidad de conocer a detalle los sucesos de los antecesores, por lo que nuevos jugadores pueden saltar directamente a esta tercera entrega. No obstante, sí es recomendable estar familiarizado con el lore del mundo. Haber jugado los primeros títulos hará que el fan-service sea más satisfactorio.

¿Qué dice la audiencia de Dying Light: The Beast?

A un día de su salida, Dying Light: The Beast cuenta con un puntaje de 78 en Metacritic con reseñas en su mayor parte favorables. De 44 reseñas de críticos, el 77% son positivas, 21% mixtas y 2% negativas.


Mientras tanto, en Steam el juego desarrollado por Techland tiene una valoración “Muy positiva” promediando  7 mil 573 reseñas.  

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