“El sistema político mexicano necesita abrirse a la población migrante”: Maurizio Guerrero
El periodista mexicano publica ‘Un nahual en el Imperio’, libro donde cuenta la historia del empresario y activista migrante Jaime Lucero.
- Redacción AN / HG

Por Héctor González
Jaime Lucero llegó a Estados Unidos en 1973. Originario de la mixteca poblana aprendió a abrirse paso a fuerza de enfrentar mafias y persecuciones de todo tipo. A golpe de perseverancia se convirtió en un empresario neoyorquino importante y con arraigo entre la comunidad migrante, gracias a iniciativas como Casa Puebla.
Hoy encabeza el movimiento Fuerza Migrante que tiene entre sus objetivos buscar que los mexicanos en la Unión Americana tengan un peso político, proporcional al impacto que tienen las remesas en la economía mexicana. Fue en medio de su activismo político, como lo conoció el periodista Maurizio Guerrero (Ciudad de México, 1973), autor de Un nahual en el Imperio (Grano de Sal), una investigación donde cuenta el devenir biográfico y político de Jaime Lucero.
¿Qué te lleva a contar la historia de Jaime Lucero?
Lo conocí como reportero de la Agencia Notimex en Nueva York. Lo vi en varias ocasiones por sus trabajos filantrópicos esencialmente relacionados con temas de educación, financiando becas para indocumentados mexicanos y latinos. Su historia me parece fascinante, estamos hablando de una persona que emigró a Estados Unidos sin documentos, en la década de los setenta. Salió de una región pobrísima en la mixteca poblana, apenas hizo dos años de secundaria y llegó a ser un empresario millonario. Fundó una organización que se llama Casa Puebla dedicada ayudar, inició un proyecto becas con la Universidad de la Ciudad de Nueva York, y después empezó el proyecto político Fuerza Migrante. Ahí fue cuando me propuse contar su historia.
Fuerza Migrante busca representación legislativa migrante en el Congreso mexicano.
Cierto, en 2019 se hizo un intento, pero en 2021 ya hubo 11 diputados migrantes en el Congreso mexicano y siete en 2024. Más allá de eso creo que ahí hay una historia personal digna de contar. Jaime Lucero creó una estrategia legal y política pese a la oposición constante y sistemática de los partidos políticos en México, que no quieren ceder espacios de poder a los migrantes. El libro trata de eso, es su historia personal y de cómo evolucionaron su pensamiento y sus acciones.
En su momento, recién llegó a Nueva York tuvo que lidiar con la mafia. ¿Cómo consiguió hacer frente a ese tipo de obstáculos?
Gracias a su ingenio. Creció en una economía como la mexicana, donde la informalidad es muy amplia. Aprendió a negociar con todo tipo de personas, consiguió que los chinos, que eran quienes cuidaban las bodegas, le abrieran las puertas los fines de semana para que pudiera descargar su mercancía. Se enfrentó a la mafia italiana cuando empezó a distribuir telas en Nueva York. Para confrontarlos reclutó a pandilleros mexicanos que al ser indocumentados no tenían miedo de enfrentarse a la mafia ni de ser amenazados. Así fue como consiguió abrirse campo en ese sector. Cuando el sistema judicial de Estados Unidos removió el monopolio de la madia Jaime Lucero empezó a crecer.
Al poco tiempo creó Casa Puebla que se convirtió en un referente.
Él llegó como indocumentado, pero gracias a una reforma migratoria aprobaba en 1986 pudo regularizarse. En esa época no había tantos mexicanos en Nueva York y Jaime Lucero quiso crear un club social y de apoyo para los ellos. Así nació Casa Puebla, al principio servía incluso para organizar fiestas, pero con el tiempo brindó servicios como la asesoría para sacar citas consulares o gestionar trámites legales con dependencias. Fungió, además, como un semillero de organizaciones comunitarias en Nueva York, ya no solo para mexicanos, también para centroamericanos.
¿Qué tan cercano estuvo Jaime Lucero al proceso de escritura del libro?
Se abrió completamente, no solo para las entrevistas, también me puso en contacto con personas que me podían contarme cosas sobre él, ya que dentro de todo es una persona bastante introvertida.
En el libro planteas que la diáspora mexicana en Estados Unidos podría tener un potencial electoral importante, pese a que en las elecciones anteriores aportó solo 184 mil votos.
La Reforma Electoral que ahora se discute en México es una gran amenaza para los diputados migrantes, porque contempla la desaparición de las diputaciones plurinominales que es la vía mediante las cuales ellos pudieron llegar al Congreso. Otro tema importante es la baja participación política de los mexicanos en Estados Unidos, que en cuestión de votos ha sido muy baja si pensamos que hay 10 u 11 millones que podrían votar. El proceso para votar todavía es complejo e implica mucha información personal que las personas indocumentadas, por obvias razones, no quieren dar. El gran reto de Fuerza Migrante es animar a la participación de lo que llama “el gigante dormido”. Es algo muy interesante porque la fuerza económica que implican las remesas no se ha traducido en poder político.
Pero digamos que las expectativas al menos a corto plazo no se ven muy distintas respecto a lo que ahora hay.
Sí, es muy complicado, pero un paso importante es que los migrantes se sientan representados en el Estado Mexicano. Si les abren espacios se animarán a votar. En las pasadas elecciones de la Ciudad de México pudieron votar directamente por su congresista migrante y algunos estudios que sugieren que esto ayudó a incrementar la participación. Si ven que se les toma en cuenta como sujetos con derechos políticos y no solo como proveedores de remesas, se pueden animar más. Antes de llegar a la presidencia Andrés Manuel López Obrador viajó a Nueva York y eso causo muchísima alegría y expectativas. El sistema político mexicano necesita abrirse a la población migrante.
¿Cómo crees que es percibido Jaime Lucero por los políticos mexicanos?
No lo tengo muy claro, lo que sí sé es que los partidos políticos se resisten a darles espacio a los migrantes. Les importa mantener sus cotos de poner y responder a sus intereses allá sin mirar a la diáspora mexicana en Estados Unidos. Jaime Lucero es un factor de poder en Nueva York y tal vez en Puebla, cuando hay elecciones en el estado los candidatos se reúnen con él porque les da cierta legitimidad ante las familias de los migrantes, pero de ahí en fuera no tiene demasiado peso. Hoy no hay un aliado que abogue por los migrantes como en su momento lo fue Porfirio Muñoz Ledo.







