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COP30 | ¿Salvarán los bosques? La paradoja de la deforestación cero sin un freno a los combustibles fósiles Naturaleza Aristegui

Sin una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, el financiamiento climático destinado a combatir la deforestación no será suficiente para detener la degradación forestal.

  • Redacción AN / SH
17 Nov, 2025 17:58
COP30 | ¿Salvarán los bosques? La paradoja de la deforestación cero sin un freno a los combustibles fósiles
Foto: Sara Ribeiro / ARAYARA.org

Por Amanda Magnani*

Las selvas tropicales son protagonistas en la COP30 y poner fin a su deforestación es un tema central de la conferencia. En las dos últimas décadas, el mundo perdió un 8% de sus bosques tropicales húmedos. Mientras tanto, la Amazonia ha perdido cerca del 13% de su vegetación nativa desde 1985.

La propuesta brasileña para enfrentar este problema es el Fondo Bosques Tropicales Para Siempre (TFFF, por sus siglas en inglés), que plantea pagar a los países por mantener sus bosques en pie. Renata Prata, coordinadora de incidencia del Instituto Internacional Arayara, afirmó que:

“Si está bien diseñado, el TFFF puede ofrecer recursos mayores y más estables para la conservación, apoyar políticas nacionales y a las comunidades indígenas, y reducir incentivos para convertir áreas de bosque por pura lógica mercantil”.

Sin embargo, incluso si la deforestación se detiene, el calentamiento global seguirá provocando la degradación de los bosques. “El clima global está determinado por el balance entre emisiones y absorciones de gases de efecto invernadero”, señaló Prata. “Detener la deforestación protege y mantiene los sumideros. Pero mientras las emisiones fósiles sigan creciendo, eso no será suficiente”.

Foto: Sara Ribeiro / ARAYARA.org

Casi el 70% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global, provienen de la quema de combustibles fósiles como petróleo, gas y carbón. En los últimos diez años, a pesar de los tratados climáticos internacionales, estas emisiones continúan aumentando, aunque a un ritmo más lento.

En 2024, el planeta registró un récord en la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. Este mismo año fue cuando los sumideros de carbono forestales alcanzaron sus niveles más bajos en dos décadas —una cuarta parte de lo que se absorbe en un año normal—.

“Esa combinación genera un escenario peligroso. Menor capacidad de absorción, sumada al aumento de emisiones, acelera la concentración de gases de efecto invernadero. Esto conlleva mayores riesgos de retroalimentaciones climáticas”, explicó Prata. “Para la Amazonia, los impactos incluyen mayor frecuencia e intensidad de sequías e incendios, pérdida de biodiversidad y el riesgo de llegar al punto de no retorno, con escenarios en los que partes del bosque se transforman en sabana”.

El 2024 también fue el año más cálido jamás registrado. El planeta alcanzó 1,5°C por encima del promedio preindustrial, límite a partir del cual los eventos climáticos extremos, como inundaciones y sequías, se volverán más frecuentes e intensos, con impactos irreversibles. Si se mantiene la tendencia actual, la temperatura global podría aumentar 2,5°C hacia finales de siglo.

Incluso en áreas no deforestadas, los bosques ya sienten este calor. Un estudio realizado por 53 científicos de Brasil y del exterior encontró algunas de las temperaturas más altas de la Amazonia en áreas de conservación, como parques nacionales y territorios indígenas. Mientras el planeta —y la Amazonia como un todo— se calentó cerca de 0,21°C por década desde los años 1980, en esas áreas el aumento fue más del doble: 0,5°C por década.

Preservación o explotación

Brasil llegó a la COP30 con buenas noticias. En el último año, las tasas de deforestación en la Amazonia Legal alcanzaron su nivel más bajo en más de una década, según datos del Proyecto de Monitoreo del Desmonte en la Amazonia Legal por Satélite (PRODES). Fue el cuarto año consecutivo de descenso.

Pero el país parece negarse a entender que, sin frenar los combustibles fósiles, no hay selva tropical que dure para siempre. Pocas semanas antes de la conferencia, Brasil autorizó la perforación exploratoria de petróleo en una de sus áreas más biodiversas, la Foz do Amazonas. Octavo mayor productor mundial de petróleo en 2024, el país aspira a alcanzar el cuarto lugar del ranking para 2029.

El TFFF fue lanzado oficialmente la semana anterior a la COP30, durante la Cumbre de Líderes. En esa ocasión, el presidente colombiano Gustavo Petro se distanció de otros jefes de Estado al defender que el fondo estuviera vinculado a una política de eliminación de combustibles fósiles. Testigos señalan que el comentario no fue bien recibido por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.

Además de contribuir al cambio climático, la industria fósil compite directamente con la conservación forestal. El Fondo Amazonia, mecanismo que financia el combate al desmonte, apoya 114 proyectos en 1.915 localidades. Un análisis del Instituto Internacional Arayara reveló que 83 de esos proyectos se superponen geográficamente a áreas donde hubo o habrá explotación de combustibles fósiles.

“Esto genera un conflicto directo: la explotación puede degradar ecosistemas, contaminar y anular los avances de conservación financiados por el fondo”.

Ante la creciente amenaza a la preservación de las áreas protegidas, la respuesta de Prata —y del Instituto Internacional Arayara— va en la misma línea de las declaraciones del presidente colombiano: los fondos de conservación deben integrarse a políticas públicas de regulación del sector fósil y a metas de reducción de su producción.

“Está claro que, por sí solos, fondos como el TFFF y el Fondo Amazonia no bastan. Es necesario impedir que los países involucrados usen estos fondos como ‘compensaciones’ para mantener sus tasas de emisiones domésticas”, dijo Prata. “Sin límites a nuevas concesiones de petróleo y gas, la conservación puede ser aniquilada por la explotación.”

*Periodista climática y fotodocumentalista independiente.

 

Traducción: Samantta Hernández Escobar

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