Ganadería industrial y crisis climática: Jalisco apuesta por alimentos verdes | Igualdad Animal 
Hablar de sostenibilidad sin cuestionar cómo producimos y consumimos alimentos es evadir el problema de fondo. El modelo de ganadería industrial no solo destruye ecosistemas, sino que enferma a las personas, daña a los animales y al planeta. Si queremos un futuro sostenible, debemos transformar desde la raíz nuestro sistema alimentario.
- Redacción AN / MIA

Por Dulce Ramírez*
Igualdad Animal México
En los debates sobre sostenibilidad solemos hablar de energía, transporte o residuos, pero casi nunca de la comida. Sin embargo, es en la forma en que producimos y consumimos alimentos donde se juega el futuro del planeta.
La estructura misma de nuestro sistema alimentario —construido sobre la ganadería industrial— es una de las causas más profundas de la crueldad animal, la crisis climática y la crisis de salud pública.
En el Primer Foro de Alimentación Sostenible Jalisco 2025, organizado por Alianza Alimentaria y Acción Climática junto con el DIF Jalisco, llevamos este mensaje a las autoridades, universidades y organizaciones sociales: no habrá sostenibilidad si no transformamos la forma en que alimentamos al país.
Un modelo que enferma al planeta y a las personas
México ocupa un papel central en la producción animal en América Latina. Solo en Jalisco —el principal productor de huevo del país y uno de los mayores de carne de pollo y cerdo— más de 200 millones de animales son criados y matados cada año. Detrás de estas cifras hay algo más que una estadística económica: una enorme presión sobre los ecosistemas, las comunidades rurales y la salud pública.
La evidencia es clara. Según Alianza Alimentaria, los productos animales utilizan el 83% de las tierras agrícolas del planeta, pero aportan sólo 37 % de las proteínas y 18% de las calorías consumidas globalmente.
Su impacto ambiental es desproporcionado: eliminar los productos animales de la dieta mundial podría reducir hasta un 49 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y un 76 % de la deforestación agrícola.
Este modelo intensivo, que depende de monocultivos para alimentar a los animales, contamina el agua, degrada el suelo y destruye los bosques, además de fomentar el uso masivo de antibióticos y el riesgo de enfermedades zoonóticas.
En pocas palabras, la ganadería industrial es una amenaza sistémica: compromete los recursos naturales, la salud humana y el bienestar animal, mientras profundiza la crisis climática.
Repensar la alimentación desde las políticas públicas
El cambio no se logrará con decisiones individuales, sino con políticas públicas decididas y coherentes. Debemos desarrollar una estrategia alimentaria de reducción de productos de origen animal, como ya lo vemos en diferentes países del mundo.
Durante el foro, la Mtra. Diana Vargas, Directora del DIF Jalisco, fue clara:
“Vivimos una triple crisis —climática, alimentaria y de salud—. Las instituciones públicas debemos repensar nuestros programas para alinearlos con criterios de sostenibilidad, equidad y salud colectiva.”
Ese compromiso se tradujo en la firma del Compromiso por la Alimentación Sostenible, con el que los municipios de Jalisco buscarán incorporar menús basados en alimentos de origen vegetal, privilegiar productos locales y reducir el desperdicio alimentario.
Este tipo de políticas son el camino para garantizar el derecho a la alimentación y la sostenibilidad, sin depender de un modelo de producción que agota al planeta.
Transformar también la cultura alimentaria
El cambio estructural debe ir acompañado de educación y acceso. A través del programa Love Veg, Igualdad Animal colabora con el DIF Jalisco y las Colmenas en talleres gratuitos donde se enseñan recetas y técnicas para cocinar alimentos de origen vegetal, accesibles y nutritivos.
Estos talleres fortalecen la salud, la economía familiar y la conciencia ambiental.
“En Love Veg sembramos pequeñas semillas de conciencia que, con el tiempo, florecen en grandes transformaciones”, explica Katya Ramírez, de Igualdad Animal.
Este trabajo demuestra que la transición alimentaria no es solo posible, sino deseable: mejora la nutrición, reduce costos y contribuye a frenar el cambio climático.
Una política alimentaria nacional es urgente y posible. México necesita una estrategia nacional de transición alimentaria sostenible que conecte las metas ambientales con la salud pública y el bienestar social. La transformación alimentaria debe ser una política de Estado, no una iniciativa aislada. Implica voluntad política, financiamiento y un cambio cultural profundo.
De Jalisco al resto del país
El Foro de Alimentación Sostenible Jalisco 2025 ha sido un punto de partida. Si un estado con la mayor producción pecuaria del país puede abrir este debate, cualquier otro puede hacerlo.
La transición hacia sistemas alimentarios sostenibles debe escalar al plano nacional y convertirse en una agenda transversal que involucre a los sectores de salud, agricultura, educación y medio ambiente.
Desde Igualdad Animal seguiremos impulsando esta conversación en espacios públicos y legislativos, con base en la evidencia y el diálogo. Porque el futuro de la sostenibilidad no se juega solo en las cumbres internacionales: se decide en el campo, en las políticas y en cada plato.
No podemos hablar de sostenibilidad mientras nuestro sistema alimentario siga destruyendo la vida que pretende sostener. La crueldad animal que ocasiona la ganadería industrial no podrá ser nunca sostenible.
Transformar nuestro sistema alimentario actual no es una opción: es una necesidad urgente para el planeta, para las personas y para los animales.
*Dulce Ramírez, directora de Igualdad Animal México.