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Sin agua, alimentos ni caminos: comunidades de la Sierra Norte de Puebla claman por ayuda Naturaleza Aristegui

Las comunidades de Ahuacatitla y Xochimilco en el municipio de Pahuatlán llevan cinco días aisladas y se han quedado sin víveres, aquí no han llegado los puentes aéreos con ayuda que informó la presidenta Claudia Sheinbaum

  • Redacción AN / JOF
14 Oct, 2025 14:13
Sin agua, alimentos ni caminos: comunidades de la Sierra Norte de Puebla claman por ayuda

Por Juan Omar Fierro

“Valió madres la carretera, ya no vamos a tener carretera, vamos a tener que correr para alcanzar a pasar, córrele wey, está cabrón”. Con esas palabras, los pobladores de Ahuacatitla intentaron salir del pueblo y se dieron cuenta de que las lluvias provocadas por los huracanes Priscilla y Raymond, en la Sierra Norte de Puebla, los habían incomunicado.

El jueves 9 de octubre las lluvias ya habían causado estragos en la comunidad de Ahuacatitla, perteneciente al municipio de Pahuatlán en el estado de Puebla, por lo que se movilizaron para buscar ayuda. Pero ya no encontraron la carretera que los llevaba a Pahuatlán del Valle, cabecera municipal.

Ante sus ojos descubrieron que los tres caminos que comunicaban Ahuacatitla con el exterior habían desaparecido, por el deslave de cerros que se llevaron todo o que sepultaron las vías terrestres bajo toneladas de lodo, piedras y árboles caídos.

Ahuacatitla es parte de los pequeños pueblos que están incomunicados desde hace cinco días por las lluvias: son comunidades a las que todavía no llega ningún tipo de ayuda gubernamental o privada.

Otra comunidad afectada es Xochimilco en el mismo municipio de Pahuatlán. Este Xochimilco, tan ajeno a su pueblo homólogo en la Ciudad de México, también cumple cinco días sin agua potable, sin abasto de alimentos, sin energía eléctrica y, por supuesto, sin señal de telefonía ni servicio de internet.

Los puentes aéreos que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, presumió para abastecer a comunidades que tienen menos de mil habitantes, no han llegado a estas dos localidades enclavadas en la sierra norte de Puebla, lejanas de por sí a los centros urbanos de esa entidad.

Para poder comunicarse con el exterior un grupo de hombres y mujeres de ambas comunidades tuvieron que caminar más de 40 minutos para poder encontrar un lugar que les permita comunicarse vía llamada telefónica.

El ayudante del juez de paz de Ahuacatitla, Javier Hidalgo Reyes, explicó que desde el jueves 9 de octubre los manantiales naturales que abastecen de agua a la comunidad se perdieron, mientras que el agua y el lodo arrasaron con los tres caminos que conectan a esa comunidad con la cabecera municipal de Pahuatlán y otras dos comunidades. Antes tomaban agua de manantial, ahora han tenido que hervir agua de lluvia.

Los jueces de paz son en realidad las autoridades comunitarias que están conformando brigadas de los propios pobladores para salir adelante. En Ahuacatitla, no han tenido comunicación con autoridades federales o estatales, mientras que apenas hace un día lograron establecer un primer contacto con el municipio.

Ante la falta de ayuda externa, los propios habitantes se organizaron con palas, carretillas cuerdas y troncos de árboles derribados para remover el lodo y las grandes rocas que obstruyen lo que queda de las antiguas carreteras que hoy se reducen a veredas en las que apenas se puede pasar caminando.

Hidalgo Reyes dice que en Ahuacatitla hay 78 familias que suman poco de 200 personas sobreviviendo con los alimentos enlatados que tenían en sus casas o en las tiendas locales. El agua que antes obtenían de forma natural para llenar sus tinacos, hoy es escasa.  Si tenían el tinaco lleno antes de las lluvias, corren con suerte y pueden aguantar un poco más. Otros pobladores han recurrido a la captación del líquido en algunos escurrimientos no contaminados y a almacenar con agua de lluvia que después ponen a hervir para poder tomar o usar en la vida diaria.

Sin embargo, advierten que la situación ya es insostenible. Javier Hidalgo Reyes sabe que en ocasiones anteriores “la ayuda se ha quedado en el camino” por lo que hizo un llamado urgente a los tres niveles de gobierno para que no olviden a la población de las comunidades más pequeñas y a que apoyen en la reconstrucción o rehabilitación de las vías de comunicación para que sus pobladores puedan ir por víveres a Pahuatlán del Valle, localidad a la que antes llegaban en 20 minutos viajando en carro. Hoy recorren ese mismo camino en carro en más de dos horas y arriesgando la vida ante la posibilidad de nuevos deslaves por más lluvias y crecidas de aguas.

El Xochimilco de la sierra

La situación en la pequeña comunidad de Xochimilco es todavía más apremiante: con apenas unos 50 habitantes, la mitad de los cuales perdieron sus casas por la crecida del Arroyo Aguas Negras que atraviesa la barranca en la que viven. En esta comunidad, no solo carecen de agua y alimentos, sino también de ropa para protegerse del frío y la humedad, debido a que lo perdieron todo.

El juez de paz de Xochimilco, Enrique Aparicio Mateo, señala que apenas el día de ayer lograron contactar a los habitantes de Ahuacatitla para pedir ayuda tras una travesía a pie de más de dos horas. Para ellos, llegar al centro del municipio de Pahuatlán, representaría un trayecto de más de cuatro horas a pie. Llegar con sus vecinos de Ahuacatitla fue su primer paso contra la desolación provocada por  las aguas destructoras del huracán Priscilla.

 

El auxiliar del juez de Ahuacatitla, Javier Hidalgo Reyes, señala que el hambre y la sed no son los únicos problemas de estas dos comunidades y  denuncia que ya se han registrado actos de rapiña en la zona. Para evitar el robo de ayuda y víveres en los inestables caminos y veredas que sobrevivieron a las lluvias tras intensas caminatas de los hombres y mujeres que ahí habitan, solicita al gobierno, como él identifica a los tres niveles de gobierno, a que brinden seguridad con la Marina o el Ejército Mexicano.

Además, llama a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a restablecer la energía en esas comunidades, cuidando que no se registren cortos por la presencia de postes caídos y cables enredados entre los árboles. “No queremos que pongan la luz y se vaya otra vez por la explosión de los transformadores”, acota.

A pesar de la adversidad, los habitantes de las comunidades de Ahuacatitla y Xochimilco celebran que no hayan tenido pérdida de vidas humanas, ya que lograron desalojar a tiempo las casas más vulnerables tras las copiosas lluvias que han dejado más de 50 muertos en otras partes del país. “Vimos que el río estaba creciendo y todos lograron salir”, relata.

El hambre que ya estaba en Pahuatlán

Según cifras de la Secretaría del Bienestar actualizadas al año 2023, el municipio de Pahuatlán cuenta con 24 mil pobladores, de los cuales 12,189 se consideran indígenas, incluyendo a todos los habitantes de Xochimilco.

Esos mismos datos del gobierno federal indican que antes de la devastación en Pahuatlán, 17,392 habitantes equivalentes al 83.2% de la población, ya vivían en situación de pobreza. Pese al hambre que hoy enfrentan, el gobierno federal reconoce que en ese municipio menos de la mitad de sus habitantes, solo 9,463 personas, tenían acceso a “una comida nutritiva y de calidad” antes de las lluvias.

Tras la tragedia, Ahuacatitla y Xochimilco se enfrentan hoy a condiciones más extremas que sin duda agravarán los índices de pobreza en la zona serrana de Puebla.

Las lluvias no solo deslavaron los cerros, también los beneficios que habían obtenido gracias a las ayudas de los programas sociales. En la zona, la pérdida de vidas ha ido creciendo, pero la tragedia de fondo es que la lucha contra la pobreza en Pahuatlán se irá conociendo en los próximos meses, cuando falten las cosechas que estaban en curso y sigan sin caminos para poder comprar su comida.