Por un cambio de paradigma inclusivo y positivo para la naturaleza | The Nature Conservancy 
A medida que el financiamiento climático y de biodiversidad enfrenta obstáculos, los esfuerzos deben centrarse no solo en mantener abierto el flujo de fondos, sino también en construir nuevos canales y descongestionar los existentes para el acceso directo.
- Redacción AN / SH

Por Paula Caballero
El 23 de septiembre, Brasil se comprometió a aportar 1,000 millones de dólares al Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF en inglés), liderando al Sur Global en lo que podría convertirse en uno de los fondos ambientales más grandes del mundo (con un objetivo de 125,000 millones de dólares). Poco después, 34 países respaldaron el fondo, con China expresando su apoyo. El fondo se compromete a destinar al menos el 20% de sus ingresos a los Pueblos Indígenas (PI) y comunidades locales (CL), lo que podría convertirlo en su mayor fuente de financiamiento a nivel mundial.
Este desarrollo esperanzador contrasta con una tendencia global de fuertes caídas en el financiamiento público. Representando dos tercios del financiamiento para guardianes de la naturaleza en 2022, el financiamiento público está en fuerte contracción mientras que el financiamiento privado continúa alimentando la degradación de la naturaleza.
Un estudio de la Royal Academy de la University College London revela que un grupo relativamente pequeño de instituciones financieras facilita la mayoría de los flujos financieros vinculados a la degradación del hábitat en Brasil e Indonesia, destacando un punto clave de intervención. El mes pasado, Pensioenfonds Zorg en Welzijn (PFZW), el segundo fondo de pensiones más grande de los Países Bajos, se desvinculó de fondos gestionados por BlackRock y de 2,600 empresas, debido a preocupaciones de sostenibilidad.

Este cambio hacia carteras de inversión en sintonía con valores señala un reconocimiento creciente del desajuste entre los flujos de capital y los objetivos de sostenibilidad global. Por eso aplaudimos el liderazgo de PFZW y exhortamos a otros inversionistas institucionales a seguir su ejemplo, redirigiendo inversiones desde la degradación de ecosistemas hacia la protección del capital natural. Instrumentos como el Fondo de Inversión Forestal Tropical del TFFF ofrecen oportunidades para canalizar capital de inversión hacia la protección forestal.
Al mismo tiempo, se debe prestar igual atención al diseño de mecanismos de financiamiento que funcionen para las personas. A pesar del aumento de los compromisos de financiamiento climático para PI y CL, solo una pequeña fracción realmente les llega. Fortalecer el acceso directo al financiamiento es esencial, respetando la soberanía, cosmovisiones y prioridades de las comunidades indígenas y tradicionales.
A medida que el financiamiento climático y de biodiversidad enfrenta obstáculos, los esfuerzos deben centrarse no solo en mantener abierto el flujo de fondos, sino también en construir nuevos canales y descongestionar los existentes para el acceso directo. Los fondos climáticos multilaterales y las plataformas financieras pueden lograr resultados significativos mediante cinco estrategias:

Redirigir flujos financieros perjudiciales para el ambiente: Los subsidios perjudiciales para el ambiente – que suman 1,8 billones de dólares al año en agricultura, combustibles, pesca y minería – socavan los objetivos globales climáticos y de biodiversidad. Los países a menudo invierten en la naturaleza mientras mantienen subsidios dañinos, incluso etiquetando sectores perjudiciales como “verdes”. Plataformas como el TFFF pueden ayudar a redirigir estos flujos y ofrecer alternativas de inversión positivas para la naturaleza y las personas.
Apoyar derechos territoriales y gobernanza: Los derechos de las comunidades indígenas y tradicionales sustentan la conservación territorial, así como el acceso a mercados y financiamiento. En todos los sectores, los inversionistas deben alinear el financiamiento para acelerar la demarcación, regularización y protección de territorios. La campaña “The Pledge We Want” moviliza apoyo global para los derechos de tenencia de PI, CL y pueblos afrodescendientes.
Elevar fondos liderados por comunidades: En todos los sectores, los actores climáticos y de biodiversidad deben apoyar la creación y crecimiento del ecosistema de fondos comunitarios, capitalizándolos y mejorando su capacidad de inversión y escalabilidad. TNC y sus socios han respaldado un ecosistema creciente de fondos comunitarios – locales, regionales y nacionales – incluyendo 20 solo en Brasil.
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Fortalecer sistemas de entrega financiera: Los financiadores deben adaptar mecanismos relativamente maduros para servir mejor a las comunidades. Por ejemplo, aunque 550 proyectos de Pagos por Servicios Ecosistémicos han desembolsado 40.000 millones de dólares, la mayoría solo beneficia a propietarios privados. TNC y sus socios trabajan para expandir esto a territorios colectivos en jurisdicciones como Pará, Brasil. También están haciendo más inclusivos los Fondos Fiduciarios de Conservación (CTFs en inglés), que han desembolsado 2,000 millones de dólares desde 2009. TNC también trabaja para apoyar a comunidades a formalizar y hacer más verdes las cooperativas de ahorro y crédito, que cuentan con decenas de millones de miembros en todo el mundo. Además, respaldamos los esfuerzos del Fondo Mundial para el Medio Ambiente y el Fondo Verde para el Clima para mejorar el acceso de PI y CL.

Integrar programas de protección social con oportunidades de medios de vida verdes: La mitad de la población mundial tiene acceso a programas de protección social, pero muchos PI y CL siguen desatendidos. El programa Bolsa Verde de Brasil, que combina ingresos por conservación con asistencia técnica y servicios públicos, alcanza a 60,000 familias tradicionales en 64 unidades de conservación. Evidencia temprana muestra que el mismo mejora ingresos, condiciones de vida y reduce la deforestación. Hay numerosas oportunidades para expandir programas similares a nivel global.
El financiamiento climático inclusivo debe establecer metas claras para el financiamiento comunitario junto con la eliminación de barreras en todo el ciclo de financiamiento: desde transformar la cultura de los financiadores hasta simplificar procesos y fortalecer capacidades locales de recepción de recursos. El objetivo es dar a los líderes comunitarios un lugar fuerte en mesas de negociación de asignación de recursos y permitir una autonomía financiera duradera.
Inspirado por el llamado de la Presidencia de la COP30 a un mutirão — un término tupi-guaraní para la acción colectiva —, esto forma parte de un movimiento amplio que va más allá de la “conservación en fortalezas” donde las comunidades son marginadas. Está emergiendo un mundo mejor, donde las soluciones financieras son co-creadas con los guardianes de la naturaleza y se integran en estrategias territoriales que combinan conservación con desarrollo económico. Este mundo valora los derechos territoriales, los modelos económicos tradicionales, la resiliencia local y la diversificación económica integrada. En este mundo, los medios de vida comunitarios y las formas de vida están en el centro de los sistemas financieros.
Paula Caballero es directora Ejecutiva de The Nature Conservancy para América Latin y Marcio Sztutman, Director Ejecutivo de The Nature Conservancy para Brasil





