¿Cómo se convirtió la Pasión de Cristo de Iztapalapa en Patrimonio Cultural por Unesco? | Video 
Diego Prieto explicó en Aristegui en Vivo el proceso de 15 años que culminó con el reconocimiento de la Pasión de Iztapalapa como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, destacando la autenticidad y cohesión comunitaria de la tradición.
- Redacción AN / GER

Diego Prieto, titular de la Unidad de Culturas Vivas, Patrimonio Inmaterial e Interculturalidad del gobierno federal, explicó en Aristegui en Vivo el proceso que culminó con la declaratoria de la representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en Iztapalapa como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO.
Prieto detalló que el camino para este reconocimiento internacional fue extenso y tuvo su origen en la propia comunidad. Los ocho barrios de Iztapalapa que participan en la representación iniciaron los trabajos en 2008, logrando primero que en 2012 fuera reconocida como patrimonio cultural inmaterial de la Ciudad de México
El funcionario subrayó que el expediente fue construido principalmente por los integrantes del Comité Organizador de la Semana Santa en Iztapalapa (COCIAC), en colaboración con dependencias federales y locales.
La postulación se presentó en 2023 y la evaluación de la UNESCO incluyó una visita de inspección en 2024. La aprobación final se dio el 10 de diciembre de 2025.
Se presentó sin que hubiese habido ninguna objeción, sin que hubiese habido ninguna moción, por lo tanto se aprobó la inscripción por unanimidad y con aclamaciones.
Diego Prieto destacó los elementos que, a su decir, fueron valorados por el comité de la UNESCO. Mencionó la calidad de los videos presentados y, sobre todo, “la evidencia muy clara del consentimiento libre, previo e informado de los portadores” de la tradición.
Describió la representación como una práctica que va más allá de lo religioso, involucrando artes escénicas y oficios como la elaboración de coronas y escenarios, y que fortalece a la comunidad.
Te puede interesar > Marco Rubio ordena al Departamento de Estado cambiar su tipografía por una no ‘woke’
El titular recordó el origen de la tradición en 1833, como un agradecimiento al Señor de la Cuevita por mitigar una epidemia de cólera, y su continuidad ininterrumpida desde 1843. “Incluso en tiempos de pandemia se hizo un tipo de representación, evidentemente sin asistentes, pero sí con la intervención de los actores”, señaló.
Finalmente, Prieto vinculó este reconocimiento con una visión más amplia del patrimonio. Dijo que su labor actual busca recuperar el legado de antropólogos como Rodolfo Stavenhagen y Guillermo Bonfil, enfatizando “la necesidad de alentar además del patrimonio arqueológico, histórico, monumental, lo que son las culturas populares, las culturas originarias y afrodescendientes, es decir, el patrimonio vivo de la nación”.





