Carlos Manzo y la nula capacidad de reacción | Por Rebeca Dosal y David Ordaz 
Pero ¿cuál fue la reacción de la presidenta a este hecho? Fue notable la forma en que vimos a dos Claudias reaccionar al asesinato del exfuncionario municipal.
- Redacción AN / ARF

Por: Rebeca Dosal y David Ordaz
El alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, fue asesinado el 1 de noviembre de este año. Con su muerte, México suma ya más de 50 funcionarios locales asesinados en lo que va del año. En pleno evento del Día de Muertos, en la plaza principal de Uruapan, fue abatido a tiros. Hasta el momento, ya hay detenidos relacionados con el crimen, quienes habrían declarado haber recibido 50 mil pesos por la vida del alcalde.
Carlos Manzo representaba un nuevo actor de oposición en México, un candidato independiente y ex militante de Morena, que había ganado fuerza por su discurso contra la corrupción y la impunidad, mismo que fue comparado con Nayib Bukele. Días antes de su asesinato, el presidente municipal había hecho una declaración de guerra contra el crimen organizado, pidiendo apoyo a los gobiernos estatal y federal para combatir la violencia que azota a uno de los estados más importantes del país en materia agropecuaria.
Como consecuencia, la población salió a manifestarse en contra de la inseguridad y de la falta de respuesta del gobierno nacional ante la crisis que se vive en México. Cabe recalcar que nuestro país ya figura entre los últimos lugares del Índice de Estado de Derecho, lo que evidencia el debilitamiento de las instituciones y la falta de justicia. Y un ambiente con ausencia de paz.
El caso de Carlos Manzo no es el primero, y lamentablemente no será el último. Su asesinato vuelve a poner en duda la libertad ideológica, la tolerancia política y la capacidad del Estado mexicano para proteger a sus ciudadanos y servidores públicos. México debe cuestionarse si realmente sigue siendo un Estado de Derecho.
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El secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch declaró que se perseguirá el crimen hasta dar con todos los responsables. Grecia Quiroz, esposa de Carlos Manzo, hizo un llamado enérgico a la sociedad para continuar la lucha que su esposo emprendió contra la corrupción y la inseguridad que se viven en Michoacán y en gran parte del país. Quiroz sustituye hoy a su esposo como alcaldesa de Uruapan.
La muerte del alcalde se ha vuelto viral, generando una amplia ola de reacciones en redes sociales y medios de comunicación. Funcionarios, políticos, estudiantes, influencers y ciudadanos han expresado su indignación, mientras en Michoacán se han realizado protestas y se prepara una marcha convocada para el 15 de noviembre por la llamada “Generación Z”, en la Ciudad de México.
Con esta reacción, tras este lamentable suceso, una parte de la sociedad opositora parece haber despertado y tomado fuerza.
A nivel internacional, la corrupción, la impunidad, la inseguridad y la falta de coordinación institucional han dejado a México con una imagen pública deteriorada, en un contexto complejo para América del Norte e incierto para la población mexicana.
Pero ¿cuál fue la reacción de la presidenta a este hecho? Fue notable la forma en que vimos a dos Claudias. La de la mañanera del lunes, cuando se convirtió en una calca de Andrés Manuel López Obrador, que ante la realidad de la creciente violencia en el país, jamás reconoció la responsabilidad del gobierno y se dedicó a despotricar contra opositores, críticos, medios de comunicación, etc, a quienes calificó como “carroñeros”, pero al día siguiente salió a la tribuna de la conferencia con un estilo mucho más prudente, sensible y solidario y anunciando el Plan Michoacán por la Justicia y la Paz, con el cual busca encontrarle la cuadratura a la espiral de violencia y descomposición social en el estado.
No sabemos cuánto servirá este plan estimado en 60 mil millones de pesos. Lo cierto es que ya lo hemos visto en el sexenio de Enrique Peña Nieto con el Plan Juárez y con López Obrador con el mismo Plan Michoacán.
Más allá del obvio reciclaje de este plan, la pregunta sigue siendo la misma y lamentablemente conocemos la respuesta. Mientras gobernadores, alcaldes, jueces y funcionarios de todos los niveles de gobierno estén coludidos, directa o indirectamente con el crimen organizado, esto no tendrá un buen fin y el actual sexenio será otro más teñido de sangre. Qué más da que cambien la cifra de homicidios por desaparecidos. El país sigue siendo una fosa interminable.








