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Entregar el agua que pide Estados Unidos sería una tragedia para las comunidades mexicanas, advierte especialista Naturaleza Aristegui

El doctor Felipe Arreguín, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM y exsubdirector de la Conagua, aseguró en 'Aristegui en Vivo' que ceder a Estados Unidos la cantidad de agua que demanda pondría en riesgo el suministro para las ciudades y comunidades mexicanas, y destacó que la prioridad del país debe ser garantizar el consumo humano frente a la sequía y el cambio climático.

  • Redacción AN / MDS
10 Dec, 2025 09:03
Entregar el agua que pide Estados Unidos sería una tragedia para las comunidades mexicanas, advierte especialista
Foto: Archivo Cuartoscuro

Felipe Ignacio Arreguín Cortés, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM y exsubdirector de la Conagua, abordó de manera detallada la situación del Tratado de Aguas entre México y Estados Unidos, los desafíos actuales y las medidas necesarias para garantizar su cumplimiento, tras las amenazas del presidente estadounidense Donald Trump con aplicar un arancel del 5% si nuestro país no entrega la cantidad de agua que le demanda.

Durante una entrevista con Aristegui en Vivo, recordó que los primeros acuerdos sobre los ríos internacionales se remontan a mediados del siglo XIX. En ese contexto, explicó que el tratado firmado en 1848, se centraba únicamente en definir la frontera y no especificaba cómo se iba a usar el agua.

El investigador agregó que en esa época predominaba la idea de que cada país podía usar el agua dentro de su territorio sin considerar el impacto sobre las naciones aguas abajo, y mencionó que las presas construidas en Estados Unidos afectaron a México: “La tesis que existía en aquel tiempo era que el agua que estuviera en tu territorio tú la podías usar independientemente que afectaras a los que estuvieran aguas abajo”.

El tratado formal de 1944 se creó para gestionar de manera conjunta los ríos Bravo, Colorado y Tijuana, ante el crecimiento agrícola y la alta demanda de agua en ambos países.

Arreguín destacó la visión de los negociadores de la época: “No tenían toda la información hidrológica que tenemos ahora, ni tenían las computadoras ni tenían los modelos, e hicieron un tratado muy bueno, que ya tiene 80 años y que ha sido copiado por muchos otros países”.

Respecto a las obligaciones de México, Arreguín detalló la flexibilidad del tratado frente a la variabilidad hidrológica: “Ya se daban cuenta que era imposible hacer un compromiso de un pago anual preciso porque no llovía […] si en un ciclo de cinco años no puede pagar México, se puede pasar el resto al siguiente ciclo, que eso es lo que está pasando ahora”.

El especialista señaló que la disminución de agua disponible por la sequía y el cambio climático ha afectado el cumplimiento del tratado. Explicó que, del volumen de 1,850 millones de metros cúbicos que Estados Unidos había entregado regularmente, actualmente se están reteniendo 346 millones debido a la escasez. Añadió que una situación similar ocurre en el río Bravo, donde una fuerte sequía ha complicado la administración del recurso y, por ello, México no ha podido cumplir con la entrega establecida.

Sobre la presión de Estados Unidos para recibir más agua, Arreguín fue enfático: “Terminante. No se puede, porque no tenemos agua. Las presas internacionales tienen muy poquita agua, pero esa agua tenemos que guardarla para nuestras poblaciones […] si hubiera un milagro ahorita, y no hay, tardaría mucho tiempo en entregarla”.

En ese sentido, consideró que si México cede a las exigencias de Donald Trump para evitar sanciones comerciales “sería una tragedia” para las comunidades nacionales.

“Imagínate dejar sin agua para beber a las ciudades, básicamente en nuestra ley el primer uso que debe garantizarse es el consumo humano, entonces estamos ya al límite ahora”, advirtió.

Foto: Archivo Cuartoscuro

El doctor Arreguín recordó que el tratado incluye un mecanismo histórico para los casos de exceso de agua, que permite reiniciar los ciclos de entrega: “El tratado dice que cuando se llenen las capacidades de Estados Unidos borrón y cuenta nueva, ahí se acaba el tratado”. Sin embargo, admitió que la expectativa de que fenómenos naturales compensen déficits ha sido un error: “No tuvimos la capacidad para vigilar que se utilizara el agua que correspondía”.

Enfatizó la necesidad de mejorar la gestión del agua y las infraestructuras hidráulicas en México. Señaló que es fundamental ajustar las concesiones, modernizar los sitios de riego, optimizar el uso del agua en las ciudades y fortalecer a la Comisión Nacional del Agua (Conagua): “Los problemas de sequías en esa zona se van a incrementar en el futuro, entonces más vale que tomemos estas decisiones”.

Destacó también la necesidad de cumplir el tratado de manera estricta y eficiente: “Tenemos que invertir para recuperar agua para cumplir el tratado, no para ampliar las zonas de riego […] es un tratado benéfico para los dos países, nos conviene, no hay que cambiarlo, pero sí tenemos que defender nuestros derechos y no estamos ahorita en falta”.

Finalmente, mostró confianza en la capacidad de negociación mexicana: “Confío en el equipo que tiene México para que se pueda negociar, y que los técnicos puedan convencer a los agricultores texanos para que hablen obviamente con su presidente, pero sí hay salidas”.

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