Yo soy guerrera del “MxPop Climate Hunters” | Artículo de Luli Pesqueira 
Yo formo parte de una legión de luchadoras, la mayoría mujeres, que junto con muchos Saja Boys (una boyband de “Las Guerreras K-pop”) trabajamos unidos para proteger al mundo de amenazas climáticas.
- Redacción AN / GER

Artículo por Luli Pesqueira
Como muchas niñas del mundo, mi hija Julia ha estado obsesionada en los últimos meses con la película “Las guerreras K-pop” (“KPop Demon Hunters” en inglés). Cantamos Golden, comemos ramen (versión Maruchan) y ensayamos peinados exóticos. Pero fuera de la curiosidad de descubrir una nueva cultura y trend mundial, cuando vi el filme animado musical de ficción urbana entendí el atractivo y me identifiqué como guerrera.
Yo formo parte de una legión de luchadoras, la mayoría mujeres, que junto con muchos Saja Boys (una boyband de “Las Guerreras K-pop”) trabajamos unidos para proteger al mundo de amenazas climáticas.
Somos héroes anónimos infiltrados en la sociedad civil organizada, los gobiernos locales, empresas, universidades, grupos juveniles y medios de comunicación, que desde nuestras propias esferas luchamos contra las fuerzas oscuras que prefieren un mundo de injusticia, abuso, extracción, gratificación instantánea y sobrecalentamiento.
Como esas guerreras del K-pop, nuestra fuerza también se alimenta de la energía colectiva y de momentos como las Conferencias de las Partes (COP), cuando miles de personas que dedican su vida a frenar el cambio climático se reúnen en algún punto del mundo para seguir trazando el camino. Ahí, la energía se renueva a través de la amistad, la confianza y la fidelidad a la propia identidad. Si algunos países bloquean las negociaciones y retrasan la transformación, es porque como Rumi y Jinu (la pareja protagonista de la película), todos tenemos una historia y una dependencia que nos hace parte demonios, parte guerreros.
¿Qué estaba a prueba?
Este año, la 30º Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático (CMNUCC) realizada en Belém, Brasil, en noviembre pasado, fue especial al menos por dos motivos.
Por un lado, los países –incluido México– presentarían sus nuevas metas climáticas, es decir, ¿cuántas almas salvaremos antes de 2035 reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero y con qué armas? Y, por otro lado, la COP30 sería en nuestro continente, con nuestro sabor y nuestra vibra.
Una COP latina en el Amazonas donde participarían grandes jefes, pero también grupos indígenas recordándonos el poder que perdimos cuando nos desconectamos de la naturaleza, juventudes esperanzadas con ganas de tomar las riendas y hacer las cosas de otra manera, y alcaldes de municipios del fin del mundo que avanzan las soluciones que otros siguen discutiendo.
En este escenario, la tarea para WWF México estaba clara. Tendríamos dos misiones. La primera, antes de la COP30, fortalecer la conjuración de las armas y la visión para garantizar que las metas climáticas de México fueran, sino las más ambiciosas, sí completas, razonables y congruentes. Y segundo, generar la energía que crea y refuerza nuestra versión del Honmoon, la barrera mágica que debilita a los demonios.
Sobre las metas climáticas, o NDC como se les conoce en inglés y Gukga Gyeoljeong Giyeo en koreano, decidimos enfocar nuestra energía en tres aspectos prioritarios: sistemas alimentarios, combustibles fósiles y participación de gobiernos subnacionales. Estos temas son importantísimos porque sin sistemas alimentarios resilientes no hay ramen, sin energía limpia y asequible no hay conciertos musicales, y sin participación local, el sistema queda desprovisto de almas que luchen de forma coordinada contra los demonios e implementen las acciones que hacen realidad la transición.
En este sentido, reconocemos la relevancia que otorgan nuestra nueva NDC a los gobiernos subnacionales – estados y municipios – como una pieza clave para la implementación de las metas, proponiendo medidas para superar las barreras derivadas de la falta de financiamiento, la fragmentación normativa e institucional, las capacidades subnacionales desiguales y la falta de articulación y coordinación entre los diversos poderes y órdenes de gobierno.
Entre ellas, resaltamos las medidas encaminadas a fortalecer la movilización de recursos, asegurar la homologación y trazabilidad de la información, fortalecer el marco normativo y la articulación institucional que serán clave para asegurar una gobernanza multinivel más fluida y efectiva de la acción climática.
Asimismo, celebramos el enfoque en reforzar las capacidades, conocimientos y entornos naturales locales como medios para la prevención y atención a impactos climáticos y la adaptación de poblaciones vulnerables y en riesgo.
Sobre los sistemas alimentarios, observamos con gusto la inclusión de medidas amplias sobre los sistemas productivos resilientes y seguridad alimentaria, donde se aborda en particular el cambio de patrones de producción y consumo en el sistema alimentario como medida para reducir desperdicios y pérdidas, desde una visión de economía circular.
También festejamos las medidas de mitigación del sector de residuos que atienden la pérdida, el desperdicio y la merma de alimentos, a partir del acopio y distribución por medio de bancos de alimentos, y la colaboración entre el sector privado y los tres órdenes de gobierno para reducir la generación de residuos.
Relativo al sector energético y la eliminación gradual de los combustibles fósiles, los resultados son menos positivos.
La nueva NDC plantea acertadamente promover la reducción de la demanda de combustibles fósiles a través de la eficiencia, la electrificación de procesos y la sustitución gradual por vectores energéticos de bajas en emisiones en la industria (hierro y acero) y transporte (motocicletas, autobuses, camiones y buques marítimos). Sin embargo, no incluye medidas que apunten específicamente a la cancelación y/o moratorias de rondas de exploración y explotación de petróleo y gas, la eliminación de subsidios y del financiamiento público para infraestructura, y la realización de una reforma fiscal progresiva alineada con los objetivos de transición energética, entre otras medidas específicas que identificamos en la guía para incorporar la eliminación progresiva de los combustibles fósiles en los compromisos climáticos (NDC) del país que publicó WWF México recientemente.

Con las medidas incluidas, México avanza, pero sin la ruta y la visión que realmente necesita. Conjuntamente, Pemex y CFE representan alrededor del 32% de las emisiones nacionales, lo que las convierte en los actores más relevantes en la descarbonización del sector energético.
Articular una estrategia clara sobre su papel en la transición energética justa, debe de ir más allá de esfuerzos para reducir emisiones y promover la eficiencia energética. Como Rumi, PEMEX podría cuestionar el papel de su herencia fósil y adentrarse en un viaje de autodescubrimiento para librarse de las tentaciones de la inercia y encontrar dentro de sí el valor de construirse un futuro brillante.
Te puede interesar>Árbol de Navidad artificial o natural ¿qué es mejor para el medio ambiente?
¿Qué sigue?
Hacia adelante la tarea que nos queda es continuar reforzando nuestra barrera mágica para debilitar a los demonios. Continuaremos, junto con la comunidad extendida de guerreros que bautizo hoy como “MxPop Climate Hunters”, alzando nuestra voz, guiando y vigilando el proceso de implementación y seguimiento a las metas climáticas.
A pesar del debilitamiento del multilateralismo y el auge de las narrativas anticlimáticas y antidemocráticas, a la COP30 de Brasil asistieron 193 países, 50 jefes de estado y líderes mundiales y más de 60,000 guerreros climáticos.
Expertos atribuyen el éxito de la película “Las guerreras K-pop” al hecho de que estamos en un momento en que las personas buscamos y necesitamos esperanza. El privilegio de pertenecer a un grupo que activamente trata de construir un mundo diferente, libre de las desigualdades y amenazas que nos asechan, es lo que celebro al terminar la COP30. Los retos son grandes y escabrosos, pero librarlos, solo juntos es posible; y la misión será siempre traer a la naturaleza de vuelta.
Luli Pesqueira es Coordinadora Senior de Acción Climática en WWF México









