“No hay problema mayor que la crisis ecosistémica”: Javier Crúz Mena
El periodista publica ‘La salud y sus ecos’, primer libro de colección Ecosalud editada por la UNAM.
- Redacción AN / HG

Por Héctor González
Con el objetivo de promover la comprensión de la salud como un problema no solo humano, sino. que involucra el bienestar del planeta y los organismos que lo habitan, la UNAM a través de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, creó la colección Ecosalud.
La serie incluirá títulos de especialistas e investigadores destinados a plantear y reflexionar sobre posibles alternativas ante el estado de nuestro ecosistema y la forma en la que nos relacionamos con él. La saga abre con La salud y sus ecos, un libro donde el periodista Javier Crúz Mena aborda el tema desde distintas perspectivas y mediante conversaciones con gente de diversas disciplinas.
¿Qué es ecosalud?
Ecosalud es uno de dos movimientos que surgen a finales del siglo pasado. Uno nació entre veterinarios que sostienen que la salud de los animales con quienes convivimos de manera cotidiana tiene un impacto directo entre los seres humanos y viceversa, a partir de eso proponen el concepto de Una salud. Para entender esta relación hablan de la zoonosis, las enfermedades que se transmiten de animales a humanos, y las antroponosis, que son las que van de humanos a animales. Las limitaciones de este movimiento radican en que la salud de las plantas y la de los hongos no figura. Paralelamente entre los ecólogos se empezó a hablar de la salud del ecosistema en su conjunto y desde ahí hacer una aproximación a la salud humana. Esto me llevó a la pregunta, ¿existe la salud de un ecosistema?, yo no soy nadie para responderla, pero sí soy el reportero capaz de hacerla, por eso fui con especialistas.
A pesar de que el libro deja ver que sí hay una relación, hablamos poco de estos temas.
En los círculos académicos desde los ochenta o noventa se habla de esto, pero la prensa no se entera de estos asuntos por eso que la UNAM y la Dirección General de Divulgación de la Ciencia lanza la colección Ecosalud. Mientras que este primer título plantea las preguntas genéricas, los siguientes estarán escritos por especialistas.
Parecía que, tras la pandemia, el periodismo se volcaría más a la ciencia.
Corrijo tu apreciación, el periodismo se volcó a quienes consideraba autoridades científicas para hablar de temas para los que ni siquiera tenía claras las preguntas. Nos clavamos en el cubrebocas porque lo dijo Mario Molina y en la sana distancia porque todos los gobiernos del mundo la recalcaron, sin embargo, resultó que lo esencial era evitar la transmisión por aerosoles y favorecer la ventilación. Si en lugar de hacer un periodismo basado en el argumento de autoridad se hubieran privilegiado los argumentos científicos, desde muy pronto se habría disminuido el impacto. Científicos de medio mundo sostenían que el virus no se transmitía por la saliva que detiene el cubrebocas sino por los aerosoles que flotan.
¿Por qué consideraste importante incluir a la filosofía en el libro?
La filosofía apareció accidentalmente, mientras escribía el primer capítulo recordé la frase de Ortega y Gasset: “yo soy yo y mis circunstancias”, eso fue lo que me condujo a Miguel Zapata. A partir de ahí me abrí a que estuviera presente durante diversos momentos como fue en la entrevista con Alejandro Frenk.
¿Qué vamos a encontrar en la colección Ecosalud?
Varias ideas: ¿Qué sentido tiene pensar en la salud como asunto individual? Una vez que reconocemos que no demasiado, nos cuestionamos si existe la salud de los ecosistemas que componen mi entorno; después viene una tercera idea, ¿qué sentido tiene pensar en la naturaleza como infinitamente proveedora y resistente a lo que hacemos con ella, por ejemplo, la economía extractivista? Una cuarta cuestión es la relación entre la economía y la ecología, y qué justifica que la primera siempre se anteponga a la segunda. Las fuentes responden que no hay justificación alguna y que no existe posibilidad de subsistencia si no se revierte esta jerarquía. En sí la colección va sobre estas líneas, el objetivo es que crezca y se mantenga durante al menos ocho títulos.
¿En México qué tan alejados estamos de este tipo de debates?
Todo mundo sabe que estamos ante una crisis climática. Una vez por mes al menos, escuchas en todos los noticiarios una noticia sobre esto, aunque no como un debate y menos científico, pero al menos ya está. Sin embargo, nadie habla desde la perspectiva de una crisis ecosistémica al punto de que los ecosistemas se vuelvan inhabitables. Lo siento, pero no hay tema más importante que este. Desgraciadamente, en México lo más relevante es la agenda que ponen los partidos políticos.
¿Cómo percibes al periodismo científico en México?
Hay una generación, fundamentalmente de mujeres, mejor preparadas periodísticamente, pero que no pueden vivir de esto. El ecosistema periodístico en México está de cabeza en términos de lo que el público necesita oír. Hacen falta otros criterios para favorecer el periodismo científico y argumentativo. Hace quince años The Guardian, el diario inglés, reconoció que no había historia más importante que el cambio climático y en función de eso cambió sus líneas editoriales.
¿Después de terminar el libro que conclusión te queda? ¿Aún estamos a tiempo de revertir el panorama?
El modelo de crecimiento de Adam Smith nos dice que hay que crecer todo el tiempo porque de lo contrario el mundo se irá al cuerno, este criterio se basa en que la naturaleza es infinitamente generosa y que nunca se agotarán los recursos. En contraste, toda la ciencia nos dice que no es así. Si la gente lee solo un capítulo del libro sugeriría que fuera el sexto porque ahí es donde se plantea darle un giro al desarrollo económico y encaminarlo a otros criterios de bienestar alternativos relacionados con nuestro consumo individual. No puedo controlar las decisiones de las autoridades o de las grandes trasnacionales, pero sí puedo valorar si en verdad necesito una nueva camisa. En la medida en que esta pregunta tenga un efecto multiplicador y se dirija a todos nuestros hábitos de consumo comenzaremos a tener esperanza porque los modelos alternativos de economía podrán tener apoyo ciudadano, y la gente votará por políticos orientados a eso y no a las ideas que tenemos desde hace doscientos años.






