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“Algo pasa con las democracias, están flaqueando de manera feroz”: Nona Fernández Naturaleza Aristegui

A una semana de las elecciones en Chile, la escritora habla de su nuevo libro y da su opinión ante lo que parece un inminente triunfo de la derecha.

  • Redacción AN / HG
07 Dec, 2025 05:45
“Algo pasa con las democracias, están flaqueando de manera feroz”: Nona Fernández

Por Héctor González

Mauricio Hernández Norambuena cumple una condena de 30 años en prisión en Chile. Se le considera culpable del secuestro del empresario Washington Olivetto y por haber participado en un atentado contra Augusto Pinochet. Mauricio, es también conocido como el Comandante Ramiro y fue integrante del movimiento guerrillero Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

Durante cuatro años, Nona Fernández habló con él. Cada viernes se reunían para conversar y dar forma a Marciano (Literatura Random House), un libro que echa mano de la literatura y el periodismo para trazar el perfil de un personaje complejo. Esta no es la primera vez en que la aborda a gente polémica, anteriormente en La dimensión desconocida, se inspiró en el caso de Andrés Valenzuela para crear a su personaje El Papudo, y poder profundizar en temas como la memoria y la dictadura.

Para la escritora chilena hoy más que nunca es necesario reflexionar sobre el pasado para comprender mejor el presente. El próximo 14 de diciembre se realizará la segunda vuelta de la contienda electoral en su país y todo parece indicar que el ultraderechista José Antonio Kast vencerá a la izquierdista Jeannette Jara.

Para Nona, quien se asume abiertamente de izquierda, lo que viene no será fácil y obedece entre otras cosas, a un desencanto de la política por parte de la ciudadanía y a la incapacidad de la izquierda chilena “para sentarse a conversar de una manera real y hablar un nuevo lenguaje”.

Marciano en principio iba a ser una serie de televisión, ¿por qué no se concretó ese proyecto?

Era una serie con una ambición de producción grande. Imagínate, Pedro Pascal iba a interpretar a Mauricio. Iba a ser una coproducción de muchos países y políticamente era un tema complejo. Al final no ocurrió y la productora se desarmó. Todo se fue al agua salvo mi permiso para visitar a Mauricio los viernes. Entablamos una relación profesional interesante que me permitió ver una serie de cosas a nivel literario que no sería posible introducir en una serie. A mí me interesaba lo que no era épico, la bambalina de la historia, las relaciones, los miedos y las contradicciones. Una vez que supimos que la serie no seguía le propuse un libro literario, no periodístico ni histórico. Aceptó y conversamos en total cuatro años.

Pero en el centro del libro está el periodismo…

Claro, me da pudor decir que es periodístico porque no soy periodista, pero claro hay una investigación con varias fuentes, con archivo. En realidad, así es como yo trabajo. No tengo mucha imaginación, siempre me anclo a un archivo para escribir una novela, lo que sí tengo claro es que los materiales que de ahí salen son literarios.

Marciano es un libro que conecta con La dimensión desconocida, otro libro tuyo que muestra otros perfiles de personajes complejos.

Al principio de mis libros voy casi a ciegas y persiguiendo un deseo. No tengo mucha claridad y es hasta que lo escribo e incluso cuando lo comento, cuando comprendo algunas cosas. En Chile nos han enseñado la historia en blanco y negro, entre buenos y malos. A mí me interesan las zonas grises. Creo que la historia es más perturbadora y nos pone en jaque cuando pensamos en sus protagonistas como personas comunes y corrientes, a quienes la historia colocó en un lugar y sus decisiones los llevaron a ser villanos o héroes. Tanto en La dimensión desconocida como Marciano circula el intento de alcanzar una humanidad en ellos. ¿Quiénes son estas personas que se movilizaron de una o tal manera?

¿El fin justifica los medios?

No sé, depende del fin y depende de los medios.

¿En el caso de los personajes de ambos libros?

Me cuesta responder con exactitud por eso investigo los grises. No todas son respuestas clausuradas. Todo obedece a contextos determinados. El Papudo (protagonista de La dimensión desconocida) era un joven de 17 años, hizo el servicio militar porque quería servir a la gente, pero lo agarraron y comenzó a hacer una carrera en el horror. Hay algo de víctima en él y no lo justifico porque igual torturó y es un monstruo. Mauricio también obedece a su contexto. En el camino como pasó con muchas agrupaciones armadas, ha sido una deriva extraña, algunos terminaron criminalizados y otros siempre han sido sujetos políticos como él, pero evidentemente la historia los ha enredado en un torbellino. En el caso de Mauricio Hernández no me parece desquiciado y al contrario, hasta es adecuado, abrazar las armas en contextos dictaroriales. Puede ser una respuesta natural ante la violencia y brutalidad por parte del terrorismo de Estado.

En Mauricio desde luego hay un germen revolucionario, pero ese germen se puede distorsionar y llevarlo al crimen o posturas radicales y totalitarias.

Claro, el libro también plantea todo esto. Creo que este tipo de pensamientos nos dan vuelta a quienes somos de izquierda. La revolución socialista no ocurrió, nuestros líderes se corrompieron y derivaron en otra cosa. El libro es una invitación a pensar ¿qué pasó con esas revoluciones?, ¿a dónde fueron a pasar?, ¿qué pasó con aquellos que apostaron la vida por esos ejercicios? No hago juicios, porque ese no es mi papel, pero sí es importante pensar esa lógica. Mauricio me contaba que la revolución cuesta y por eso tenían que secuestrar, pero eso es algo que yo no alcanzo a entender. Sin embargo, tener la conversación y no llegar a un acuerdo me pareció interesante. A través de Marciano quería levantar esas inquietudes, aunque a mí no me toca resolverlas.

A ojos de la ley Mauricio es un criminal, y decía Antonio Machado: “El diablo no tiene razón, pero tiene razones. Hay que escucharlas todas”.

En Chile hay quienes consideran a Mauricio un héroe, pero también hay quienes lo ven como un villano. El libro muestra a un sujeto político, uno puede estar o no de acuerdo con sus acciones, pero sus actos son en función de un pensamiento político. No es un criminal común y corriente, y ahí hay una diferencia importante. Es complejo porque es un personaje que sigue manejando ideas interesantes para el presente, como la noción de pensar algo mejor. Está claro que la revolución fracasó, pero ¿no vamos a intentar otra cosa? ¿Nos vamos a quedar aquí? Estas preguntas me dan vueltas a partir de la escritura del libro. ¿Cómo no vamos a apostar por un mundo más igualitario, feliz y cariñoso? Si bien la idea de la utopía en la actualidad resulta ingenua, se me apareció como una espina clavada en el corazón. Qué triste que en estas circunstancias no podamos levantar una utopía.

¿Qué te hace pensar que puede mejorar? En Chile vienen elecciones y todo parece indicar que ganará la derecha.

Únicamente la esperanza, sino peguémonos un tiro ahora. Mantengo la esperanza de que seremos capaces de entendernos mejor. Espero que las izquierdas del mundo sean capaces de templarse y asociarse para hacer un bloque que ataje lo que está ocurriendo, porque de seguir así llegaremos pronto a la hecatombe.

¿Por qué a la izquierda chilena no le alcanzaron los resultados?

Es interesante hablarlo, pero todavía no sabemos bien a bien qué pasó. El gobierno de Boric no ha sido más nefasto que muchos otros de izquierda y derecha. Pero en la idiosincrasia de la izquierda chilena se mantiene la incapacidad para sentarse a conversar de una manera real y hablar un nuevo lenguaje. Hay que soltar formas antiguas y retóricas viejas. Hay que encontrar lógicas nuevas en las cuales podamos encontrarnos todos. Necesitamos observar a los personajes incorrectos como Milei o Trump porque algo tienen que les permite seducir a la ciudadanía. En cambio, la izquierda se ha dedicado a retar a la gente en términos de si son ignorantes o machistas. El pensamiento woke ha generado mucho resentimiento. Además, estamos en un mundo donde la política está desacreditada y los partidos ya no hacen eco de la voz de la gente. Los ciudadanos están más preocupados por otras cosas, no tienen conciencia de clase. Hay que observar todo esto para establecer un proyecto distinto, cómo encantamos de nuevo a la gente, cómo dejamos de ser paternalistas y maestros que regañan. En Chile creo que no nos quedará más que prepararnos durante cuatro años y proponer algo distinto.

¿Tendrá que ver también con un desencanto de la democracia?

No me atrevo a hablar del mundo, pero en el caso chileno hay una desacreditación de la política. Algo pasa con las democracias mundiales, están flaqueando de manera feroz y no tienen las herramientas para protegerse así mismas. Es curioso como por vías democráticas, la democracia se está entregando a quienes la van a desarmar, me parece que esto tiene que ver con una desacreditación de la política.

 

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