Revelan evidencias de materia orgánica en los géiseres de Encelado, la luna de Saturno 
Un nuevo análisis de los datos obtenidos por la misión Cassini revela que Encelado contiene compuestos orgánicos complejos que brotan de los géiseres de su superficie.
- Redacción AN / MDS

Por Julio García G. / Periodista de Ciencia
Una de las lunas más llamativas y representativas de Saturno, Encelado, que es la sexta más grande que orbita este planeta, podría ser el sitio idóneo para que la vida pueda surgir.
A esta conclusión ha llegado un grupo de científicos tras un minucioso análisis de los datos obtenidos durante diez años, de 1997 a 2017, por la nave Cassini de la NASA, que, por cierto, ya no está en operación.
Así, Encelado se ha convertido en uno de los principales contendientes en la búsqueda de cuerpos que alberguen vida extraterrestre dentro del Sistema Solar. Ello se debe a que, debajo de su superficie congelada existe agua –probablemente salada– en estado líquido.
De hecho, entre 2004 y 2017, Cassini detectó géiseres (unos penachos que llegan a medir cientos de kilómetros) que expulsan vapor de agua, hielo y algunos compuestos orgánicos desde pequeñas grietas situadas en el polo sur de esta luna, que es mucho más pequeña que la luna que orbita nuestro planeta. (La luna de la Tierra es casi 7 veces más grande en diámetro que Encelado).
Ahora bien, gracias a los datos aportados por Cassini, los científicos también han podido determinar que existen sustancias orgánicas dentro de estos penachos de agua helada. Y, por si esto fuera poco, han hallado algunas moléculas que en otro momento eran indetectables.
Al respecto, en una entrevista reciente para el periódico británico The Guardian, el doctor Nozair Khawaja, uno de los investigadores que presentaron este importante hallazgo, mencionó que “cuando hay complejidad, eso significa que el potencial de Encelado está aumentando en este momento”.
Cuando Khawaja hace referencia a la complejidad, se refiere a la complejidad de las moléculas encontradas y que, por esta razón, Encelado se está convirtiendo en uno de los sitios idóneos para buscar vida dentro del Sistema Solar.
Pero, ¿por qué es tan difícil encontrar vida, ya sea inteligente o no, en el Universo o inclusive dentro de nuestro propio Sistema Solar?
Estas preguntas son complejas de responder, entre otras razones, porque no tenemos otro referente de lo que es la vida fuera de la existente en la Tierra. Por lo tanto, solamente podemos suponer que la vida debe parecerse a la que hay en nuestro planeta.
Además, el no haberla encontrado todavía, al menos vida inteligente –seres conscientes como nosotros–, quizá se deba a que no hemos tenido suerte o porque, simplemente, no hemos apuntado correctamente nuestros radiotelescopios (suponiendo que estos seres se comuniquen utilizando ondas electromagnéticas).
Otra de las razones es que, para poder surgir, la vida requiere de agua líquida, además de una fuente de energía como la que produce el Sol; elementos químicos esenciales tales como el carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre; y estabilidad ambiental –la capacidad de un planeta para equilibrarse climáticamente– durante millones de años.
Desafortunadamente, en la mayoría de los planetas y lunas hallados hasta el momento, hace demasiado frío o calor, existe presión extrema, no hay atmósfera protectora o no existe agua líquida.
Por lo tanto, aunque el Universo es inconmensurable, la vida podría ser escasa y no tan común como muchas veces creemos debido, justamente, al número tan alto de condiciones que se deben de cumplir para que comience a surgir y luego a desarrollarse.
Pero volviendo a la investigación en torno a Encelado, resulta que en una publicación reciente en la revista Nature Astronomy, Khawaja y sus colegas informaron de cómo, en un trabajo anterior, habían revelado ya la presencia de sustancias orgánicas y algunas sales dentro de los granos de hielo que se encuentran en uno de los anillos de Saturno (conocido como anillo E), el cual está compuesto, en parte, por material expulsado de Encelado.
No obstante, el material de este anillo tiene meses o años de haberse depositado ahí. Esto significa que su composición podría haber sido afectada por la radiación proveniente del Sol.
Aunado a lo anterior, los recientes resultados, basados en datos de un instrumento llamado Analizador de Polvo Cósmico, que se encuentra a bordo de la sonda Cassini, no solamente confirmaron la presencia de sustancias orgánicas en el anillo E, sino que éstas se originaron en Encelado.
Por lo tanto, al parecer los compuestos orgánicos que se originan en la luna de Saturno, y debido a la presencia de los penachos, pueden viajar muy lejos. ¿Qué tan lejos? Hasta el momento se desconoce.
Lo que es un hecho es que, a raíz de estos hallazgos, los científicos no están afirmando que haya vida en Encelado, sino que únicamente han encontrado los compuestos químicos necesarios, los ladrillos fundamentales –material prebiótico– para la vida.
Y, si existen los compuestos necesarios, entonces ¿es posible que estos se mezclen y se unan para producir vida? Esto no sabe con certeza porque tendríamos que esperar a que dichos elementos evolucionen (o no).
Para intentar responder a todo esto, la Agencia Espacial Europa (ESA, por sus siglas en inglés) tiene planeado enviar en 2042 una nave a Encelado. Ésta no solamente orbitará alrededor de la luna, sino que también fotografiará los géiseres y podría aterrizar sobre la superficie del polo sur.
La búsqueda de vida en otros planetas siempre ha fascinado a la humanidad. La diferencia con el pasado radica en que ahora contamos con la tecnología suficiente para intentar responder a preguntas tan fundamentales como por qué existe vida, cómo ésta pudo evolucionar y, sobre todo, si lo puede hacer más allá de nuestro punto azul pálido, como se refería el astrónomo Carl Sagan a la Tierra.
Las preguntas, por tanto, siguen abiertas.