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“No me gustaría ser recordado como quien dijo que México no es un país occidental”: Alan Riding Naturaleza Aristegui

El periodista británico revisita su clásico ‘Vecinos distantes’, libro que cuarenta años después resiste el paso del tiempo.

  • Redacción AN / HG
05 Oct, 2025 06:43
“No me gustaría ser recordado como quien dijo que México no es un país occidental”: Alan Riding

Por Héctor González

La primera edición de Vecinos distantes comenzó a circular en 1985 bajo el sello de Joaquín Mortiz. Desde el principio la investigación del periodista británico Alan Riding (1943), quien se desempeñaba entonces como corresponsal de The New York Times en México, no ha dejado de leerse ni de causar polémica, entre la clase política nacional.

En su origen, el objetivo del libro era explicar México a los estadounidenses. Sin embargo, al sur del Río Bravo la obra también encontró una buena cantidad de lectores, pese a que no siempre fue visto con buenos ojos. En su momento, el presidente Miguel de la Madrid calificó a Riding de “arrogante e imperialista”.

Una nueva edición circuló en 2000, en el marco de la llegada de Vicente Fox a la presidencia, con un agregado donde se precisaban los pendientes de cara a la llegada de la democracia. Ahora en 2025, el sello Planeta da nueva vida texto de Riding, quien advierte que si bien ni México ni Estados Unidos son los mismos países que hace cuarenta años, sí hay condiciones y obstáculos que no se han podido superar.

Han pasado prácticamente cuarenta años desde la primera edición de Vecinos distantes y en este lapso México ha cambiado, en principio porque se instauró la democracia. ¿Cómo percibe al país en comparación de entonces y qué suscribe del contenido del libro?

Obviamente México ha cambiado bastante, tiene treinta o cuarenta por ciento más población. El crimen organizado ha crecido más de lo imaginable, eso ha afectado el desarrollo del país y ha quitado la paz en muchas zonas. Creo que en el incremento de la violencia es donde más se nota el cambio. La firma del TLC influyó en lo económico y lo integró a América del Norte, ahora está en una situación de superávit en relación con Estados Unidos, lo cual no deja de sorprender. Ha habido un boom industrial en la parte central del país que no se ha traducido en grandes cambios económicos y de justicia social. Voy a México seguido y sigo encontrando imágenes de pobreza similares a las de hace cuarenta años. A pesar de las promesas de López Obrador y de la presidenta Sheinbaum, los cambios todavía no han sido profundos. Obviamente el aumento al salario mínimo, los subsidios y apoyos son importantes, pero no representan cambios estructurales porque los pobres no tienen independencia económica, dependen del gobierno central. En resumen, hay cosas positivas, pero en otros aspectos sigue siendo un país muy desigual.

Aunque el gobierno actual y el anterior han conseguido reducir el índice de pobreza, algo que no se veía en décadas.

Sí, el problema es que el índice de pobreza es tan alto que el logro se relativiza. Para el epílogo de la nueva edición me puse a investigar y desde luego que gracias al incremento del salario mínimo y a los subsidios mucha gente tiene un poco más para vivir, pero no olvidemos que un amplio margen de la población vive de la economía informal. Que tanta gente dependa de los apoyos del gobierno no necesariamente es bueno porque si estalla una crisis financiera todo eso puede cambiar de la noche a la mañana.

El objetivo inicial de Vecinos distantes era explicar a México en el extranjero, en particular en Estados Unidos. En este sentido planteó que México no es un país occidental dado su origen prehispánico, ese comentario le generó muchas críticas.

México como, por ejemplo, Argentina, son países con un pasado indígena, en ese sentido ambos son mestizos. Es verdad que a mucha gente no le gustó que dijera que no es un país occidental y que incluso tenía aspectos orientales en su forma de ser. Mientras escribía el libro hablé varias veces con los embajadores de China e India y por separado me dijeron que cuando viajaban a los pueblitos de Oaxaca o Guerrero se sentían como en casa. En México hay como cincuenta idiomas indígenas que todavía se hablan, aunque sea poco. En Estados Unidos los pueblos originarios están muy separados de los migrantes que construyeron al país, en México es distinto. No me gustaría ser recordado como quien dijo que México no es un país occidental, sin embargo, sí sostengo que es un país mestizo.

¿Cómo percibe la relación con Estados Unidos hoy, pensando en los cambios que han vivido ambos países?

México siempre ha sido vulnerable ante los Estados Unidos. Durante décadas, mientras hubiera estabilidad política México no les importó, pero a partir de las crisis financieras de 1982 y 1983 que se extendieron por casi quince años, la situación cambió un poco. Estados Unidos apoyó la guerra contra el narco de Calderón en términos de inteligencia, aunque tampoco se involucró demasiado. Hoy es distinto. La migración ha afectado mucho al punto que cuando Trump anunció su candidatura empezó a insultar a México. Su estrategia de dividir y crear enemigos se enfocó en los migrantes. Pese a ello en su primer periodo estuvo bastante contenido, todavía el fentanilo no ocasionaba tanto daño en Estados Unidos y López Obrador también se cuidó de hacer enojar al gobierno norteamericano. Pero Trump llegó a su segundo periodo con una actitud más agresiva que puso a México totalmente a la defensiva. La presidenta Sheinbaum ha tenido que enfrentar situaciones inéditas en cuestiones como la migración y la economía, pese a ello ha sabido evitar la confrontación, aunque también es verdad que ha tenido que hacer concesiones y así seguirá siendo.

¿La distancia entre México y Estados Unidos se hará más profunda?

Trump es impredecible. Un día dice que México es controlado por el crimen organizado y al otro, declara que la presidenta le cae muy bien. Por lo mismo es difícil saber qué pasará, sin embargo, hay variables económicas interesantes. Hay sectores que son pro mexicanos como el agrícola y el de la construcción, han presionado a Trump para que flexibilice su posición. En términos de la población se calcula que cincuenta por ciento tiene simpatía por los mexicanos, mientras que casi la mitad está a favor del discurso xenofóbico de Trump, creo que eso es lo más preocupante.

A cuarenta años de la publicación de su libro, ¿cómo recuerda aquellos años? Se dice que el entonces presidente Miguel de la Madrid se molestó mucho con usted, ¿le comentó algo?

No me dijo nada directamente, pero llegó a comentar que el libro reflejaba una actitud arrogante, colonial e imperialista. El libro salió con Joaquín Mortiz y el editor Joaquín Díez-Canedo estaba muy preocupado porque el tiraje fue grande. Afortunadamente fue el gobierno el que se encargó de hacer toda la propaganda. Una vez, mientras estaba en Brasil, le marqué a Joaquín pare preguntarle cómo iba el libro, su respuesta fue: “todo bien, no hay ninguna crítica positiva”. Debo reconocer que fue una sorpresa que tuviera tanto éxito en Estados Unidos y que después se convirtiera en libro de texto en algunas universidades, pero fue todavía más sorprendente que se vendiera tan bien en México porque como ya mencionaste, el objetivo era explicar a los americanos quienes eran sus vecinos; pero los mexicanos reaccionaron como si el libro fuera un espejo de ellos. Creo que esto se debe a que se publicó en un contexto de crisis del contrato social entre el PRI y las clases medias, por lo mismo, mucha gente empezó a tener curiosidad sobre cómo funcionaba su país.

En ese mismo contexto se dio el asesinato de Manuel Buendía. Incluso hay versiones de que usted portaba un arma, ¿fue amenazado?

Nunca estuve armado y las amenazas que recibí fueron menores. Cuando empezó a circular el libro ya estaba de corresponsal en Brasil y pasaron dos años antes de que volviera a México, no por miedo sino porque nadie me invitaba. Las peores amenazas en mi contra vinieron durante el gobierno de Echeverría, ahí sí me dijeron que era enemigo del pueblo mexicano.  Algo extraño me ocurrió al poco tiempo de que llegué a México: tres meses después sucedió el Halconazo del 10 de junio. No lo cubrí porque había tenido un accidente automovilístico, pero mi esposa sí asistió y fue secuestrada por los halcones. La misma gente de Los Pinos fue quien me avisó de su secuestro, aunque después lo negaron.

¿Qué es México para usted?

México ha cambiado mi vida, he viajado y vivido en muchos países, pero en México tengo más amigos de corazón, de modo que es un país al que tengo muy cerca del palpite.

 

 

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