Naturaleza AristeguiNaturaleza Aristegui

La extensión de las áreas naturales protegidas fue la principal clave en el aumento de la población de jaguares en México | Mongabay Naturaleza Aristegui

El censo estima que con el ritmo de crecimiento actual, la población de jaguares se duplicaría en más de 30 años, por lo que llaman a tomar mayores medidas de protección para la especie en peligro de extinción.

  • Redacción AN / MIA
05 Sep, 2025 09:57
Naturaleza Aristegui
La extensión de las áreas naturales protegidas fue la principal clave en el aumento de la población de jaguares en México | Mongabay
La población de jaguares en México se incrementó un 10 % en los últimos seis años, de acuerdo con la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar. Foto: cortesía Gerardo Ceballos / Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre UNAM para Mongabay Latam.

Por Gonzalo Ortuño López
Mongabay Latam

La población de los jaguares de México está creciendo, pese a la degradación de sus ecosistemas, la caza y el tráfico ilegal. El incremento de la extensión de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) y la resiliencia del mayor felino de América han permitido su lenta recuperación, de acuerdo con especialistas. Sin embargo, el jaguar (Panthera onca) aún permanece en peligro de extinción, por lo que los especialistas también señalan la importancia de acelerar medidas que permitan duplicar la cantidad de ejemplares en los próximos 15 o 20 años.

Para 2024, la población del jaguar en el país pasó de 4800 ejemplares en 2018 a 5326, de acuerdo con los datos del tercer censo nacional realizado por la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar (ANCJ), que recientemente dio a conocer este incremento del 10 % en seis años.

Si bien la alianza considera este incremento sorprendente y alentador, investigadores sostienen que los resultados tampoco son una coincidencia y afirman que hay factores que lo explican: una estrategia de conservación de más de 20 años, el incremento de las zonas protegidas para el jaguar y sus presas, y la adaptación de la especie a los cambios de su entorno.

Laguna OM junto con reservas del sureste de México presenta una alta concentración de jaguares. Foto: cortesía Daniela Medellín / Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre UNAM para Mongabay Latam.

Menos selva, pero más jaguares

La deforestación en México es uno de los factores que han jugado en contra del jaguar. La selva húmeda, uno de los ecosistemas donde habita esta especie, es la más afectada, con un 45 % de la deforestación registrada entre 2001 y 2023, de acuerdo con un informe global del Laboratorio GLAD de la Universidad de Maryland y Global Forest Watch (GFW) del World Resources Institute (WRI), dado a conocer en mayo pasado.

En la Península de Yucatán, una de las regiones donde más abunda dicho ecosistema, solo dos de sus estados registraron la mitad de pérdida de bosques primarios que tuvo México a nivel nacional en 2024, principalmente debido al incremento de sistemas intensivos de monocultivo, según el reporte global.

Sin embargo, la bióloga Daniela Medellín Alvarado sostiene que justamente en esta región se documentó la mayor población de jaguares durante 2024, algo que atribuye al aumento de territorios destinados a la conservación y a que la especie se mantiene dentro de estas reservas.

“En el 2023-2024 se incrementó la superficie de áreas naturales protegidas, y muchas de ellas están dentro de los corredores biológicos del jaguar. Donde tenemos protección, hay jaguares. La especie es muy resiliente, observamos que tampoco no entran directamente en áreas que están completamente deforestadas. A pesar de que sí hay destrucción, la misma biología de la especie la vuelve tolerante a ciertos niveles de perturbación”, explica la especialista a Mongabay Latam.

Medellín pone como ejemplo la Península de Yucatán, la región con mayor número de jaguares en México, con 1699 ejemplares, al mencionar que se muestrearon tanto áreas públicas (ANP) como privadas, que son destinadas voluntariamente a la conservación.

Destaca que las mayores concentraciones de esta región se dieron en sitios como Celestún, las Reservas de Sian Ka’an, Calakmul, y El Edén, así como a ejidos —formas de tenencia comunitaria de la tierra—, como el caso de Laguna Om, que en conjunto son parte de un corredor biológico importante para el jaguar.

“Dos sitios específicos, Calakmul y Laguna Om, tienen las densidades más altas y son densidades muy similares a las que existen en el Amazonas, por ejemplo”, sostiene la investigadora.

Medellín sostiene que de los 23 sitios muestreados en todo el país, en 16 de ellos se detectó la presencia de crías, lo que aumenta las posibilidades de recuperación de la especie.

“Eso también es súper esperanzador y nos dice que a pesar de que tenemos cosas muy malas, también lo bueno está permitiendo que en estos lugares las poblaciones se reproduzcan”, señala.

En 16 de 23 sitios estudiados, los investigadores detectaron la presencia de crías. Foto: cortesía Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar para Mongabay Latam.

Áreas de conservación, claves para el jaguar

México cuenta con la presencia de jaguares en gran parte del país. Si bien las mayores poblaciones están en la Península de Yucatán, el censo de la alianza registró un estimado de 1541 ejemplares en el Pacífico Sur; 813 en el Noreste y Centro del país; 733 en el Pacífico Norte; y 540 más en la Costa del Pacífico Central.

Para Humberto Adán Peña Fuentes, coordinador general de estrategias estatales en la ANCJ y excomisionado nacional de Áreas Naturales Protegidas, hay varios factores que explican el aumento de ejemplares en todo el país, pero destaca principalmente 26 años de políticas de conservación de la especie que han derivado en más territorios de protección.

El especialista destaca que las acciones públicas surgidas del Programa de Acción para la Conservación de la Especie Jaguar —iniciado en 2005— permitieron identificar ejes de trabajo, como la protección, restauración, manejo, conocimiento, cultura y gestión que han contribuido a mejores resultados, incluido el conteo de jaguares con datos de campo mediante un mecanismo independiente.

“El ejercicio más importante de fototrampeo y de estimación poblacional de una especie en el continente es este censo. No existe otro. Estamos hablando de 920 cámaras, 23 equipos territoriales llevando a cabo las labores de monitoreo, comunidades locales activas participando en la identificación de la especie”, destacó el especialista durante la presentación del censo.

El procesamiento de la información de otras ediciones del ejercicio, señala Peña, ha permitido también definir sitios prioritarios para la conservación y conectar los corredores biológicos del jaguar en medio de la fragmentación de la cobertura forestal.

Se utilizaron 920 cámaras trampa distribuidas en 30 sitios para estimar la población de jaguares. Foto: cortesía Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar para Mongabay Latam.

“Derivado de recomendaciones de la Alianza de Conservación del Jaguar, en 2023 y 2024, se incrementó la superficie de conservación de corredores biológicos del jaguar. Esta acción de conservación es inédita en cualquier parte del planeta. Hablamos de 1 842 000 hectáreas adicionales de conservación en tan solo un año”, expone.

El especialista sostiene que varios territorios prioritarios para el jaguar por sus poblaciones estables implementaron medidas que permitieron ampliar la cobertura de protección. Entre ellas, destaca las Áreas Destinadas Voluntariamente a la Conservación (ADVC), donde propietarios de tierras, pueblos y comunidades indígenas o una organización social administran su manejo.

Un caso es Guerrero, en el Pacífico mexicano, donde todo el estado pasó de 5000 hectáreas de protección a 384 000 hectáreas, tras la declaración de la Reserva Sierra Tecuani (jaguar en náhuatl) como ANP apenas en enero de 2024.

“La comunidad de Guerrero le puso el nombre a esta reserva diciendo que ellos querían ser conocidos como la tierra de los jaguares del sur. Estas políticas que han venido protegiendo los territorios nos hacen pensar que es una de las explicaciones por las que tenemos estos datos, una política consistente de protección de la especie”, sostuvo Peña.

Esto ocurrió también en corredores naturales del Pacífico, en Nayarit y Jalisco, en la Sierra de Vallejo, así como en Santa María y San Miguel Chimalapas, en la región que conecta las selvas altas de Oaxaca y Chiapas, al sur del país.

“La comunidad zoque organizada en Chimalapa pagó por el territorio en el periodo virreinal. Ellos son protectores de esas selvas y se comprometieron a preservar la selva en 412 000 hectáreas, de la mano del gobierno mediante la figura de Área Destinada Voluntariamente a la Conservación”, expone.

El equipo comunitario y científico a cargo del proyecto de investigación de jaguares en el Ejido Laguna Om, Quintana Roo. Foto: Isabel Mateos Hinojosa para Mongabay Latam.

Retos y pendientes para la conservación del jaguar

Aunque México cuenta ya con casi 10 000 000 de hectáreas protegidas, Peña advierte que esto representa apenas el 26 % de los corredores del jaguar, por lo que no todo el territorio por donde camina el felino está en condiciones de protección. Ante este escenario, la alianza plantea medidas que permitan aumentar la cobertura al menos al 30 o 40 % del territorio.

De acuerdo con el censo, con la tasa de crecimiento mostrada entre los censos realizados por la ANCJ se requerirán más de 30 años para incrementar la población a 8000 jaguares en México. Sin embargo, los investigadores sostienen que México deberá ser más ambicioso en esta meta.

“Nosotros lo que planteamos es que una meta nacional muy viable se tendría que poner o duplicar la población en 15 o 20 años. Esa idea es la clave. México tiene todas las condiciones para duplicar la población con un proceso de conservación activa. Y vamos en buen camino”, sostuvo Peña.

El monitoreo utilizó muestreos de 23 sitios en 16 estados de México con presencia de jaguar. Foto: cortesía Daniela Medellín-Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre UNAM para Mongabay Latam.

Por su parte, Medellín destaca mejoras que pueden implementarse en medidas como el seguro ganadero y que contempla el pago para cubrir la muerte de algún animal por depredación, con el objetivo de evitar la cacería por venganza contra jaguares.

“Los tiempos de respuesta son muy tardíos. Es un tema completamente burocrático cuando estás hablando de que tienes un animal muerto. Tiene que ser mucho más eficiente”, sostiene la investigadora que también destaca la coordinación con comunidades rurales e indígenas para la educación ambiental y protección del jaguar.

“Tenemos que aprender a coexistir porque estamos hablando de un carnívoro que ocupa muchísimas hectáreas para sobrevivir, entonces, cazarlos no es la solución”, asegura Medellín, quien señala medidas necesarias para pequeños productores a quienes “se les enseñan técnicas ganaderas que vayan de acuerdo con la conservación, como la instalación de cercos eléctricos, el estabular a los animales en la noche [para evitar depredación] porque el jaguar es un animal crepuscular y nocturno”, agrega.

Un jaguar a punto de ser capturado para la colocación de un collar GPS de rastreo satelital, en Laguna Om. Fotografía de 2016. Foto: cortesía Daniela Medellín para Mongabay Latam.

Además, la alianza sostiene que el tráfico ilegal del jaguar y de partes de su cuerpo es una amenaza real y que podría convertirse en un mayor problema si no se toman medidas en coordinación con autoridades ambientales y plataformas digitales donde se llega a ofrecer la venta ilegal de la especie.

“Las plataformas sociales como Facebook y Google tienen que poner su parte para poder llevar a cabo y contener estas acciones y también la responsabilidad pública”, consideró Peña.

El pago a las comunidades por acciones ambientales y de conservación es otra de las medidas que investigadores de la ANCJ, pues señalan que implica un reconocimiento por proteger a uno de los mayores depredadores del continente.

“Los pagos por servicios a la biodiversidad no existen en el planeta y México podría ser punto de lanza en la creación de estos mecanismos de apoyo. Representaría que si en tu territorio hay jaguar, pudieras hacer un esquema de colaboración, de reconocimiento público, recursos privados, recursos sociales, para que se reconociera la necesidad de que tú estás conservando la biodiversidad”, insistió el especialista.

***

Consulta aquí la publicación original de Mongabay Latam: