Onçafari: los jaguares regresan a la selva 
Onçafari logró la primera reintroducción exitosa de jaguares en la historia, marcando un hito en conservación y ecoturismo en Brasil.
- Redacción AN / SH

Onçafari fue fundada en 2011 con el propósito de combinar ecoturismo, conservación y ciencia en un modelo brasileño inspirado en los safaris africanos y centrado en la fauna y flora nativas de la región. Sin embargo, fue solo cuando Onçafari se encontró con dos cachorros huérfanos, Isa y Fera, que descubrió que tenía una misión aún mayor: reintroducir individuos en la vida silvestre.
Este esfuerzo pionero de Onçafari representó la primera reintroducción exitosa de jaguares en la historia, obteniendo reconocimiento global e inspirando a otras instituciones brasileñas de conservación de fauna.
A partir de ese momento se creó el programa de Reintroducción, que emplea protocolos técnicos basados en licencias gubernamentales, recintos adaptados y estrategias de liberación planificadas sobre fundamentos científicos y observaciones de comportamiento. Desde entonces, Onçafari ha actualizado sus licencias para operar en tres lugares de dos biomas brasileños destinados a la liberación de fauna silvestre: la base inicial en Caiman (Pantanal) en 2015, la Reserva Santa Sofia (Pantanal) en 2021 y el Lodge Thaimaçu (Amazonia) en 2019, abriendo la puerta a la reintroducción de múltiples especies.
Cada caso de reintroducción se rige por tres pilares: infraestructura en el bioma de liberación, monitoreo riguroso del comportamiento por biólogos y veterinarios mediante cámaras trampa, y ausencia de contacto con los animales durante el proceso. Estos recintos permiten que los ejemplares mantengan su comportamiento silvestre, aprendan a cazar e integrarse a la población nativa.
El éxito de Isa y Fera
Rescatadas siendo cachorras tras la pérdida de su madre, Isa y Fera llegaron a Caiman Pantanal en junio de 2015 y fueron ubicadas en un recinto de una hectárea construido especialmente para ellas. Durante un año pasaron por un entrenamiento intensivo de “resilvestración” con presas vivas, aprendiendo gradualmente a cazar sin contacto humano.
La liberación se realizó mediante un método de “liberación suave”: las puertas del recinto permanecieron abiertas por tres meses hasta que establecieron territorios y se adaptaron a la vida silvestre.
Los resultados fueron significativos: en 2018 tuvieron sus primeras crías en libertad —Aurora, hija de Isa, y Ferinha y Céu, crías de Fera—. En 2020 nacieron más cachorros y, con el tiempo, Isa y Fera se convirtieron en abuelas; Isa incluso se convirtió recientemente en bisabuela en 2025. En total, 25 descendientes han contribuido a la conservación y al estudio de estos felinos.
La historia Pandora y Vivara
Las jaguares Pandora y Vivara fueron encontradas huérfanas en la Amazonia con apenas una semana de edad y llevadas a Ibama en Santarém tras perder a su madre. Posteriormente fueron trasladadas al NEX (Programa No Extinction) en Brasilia, hasta que pudieron regresar a la Amazonia para integrarse al programa de reintroducción de Onçafari.
En junio de 2018, ambas hembras fueron transportadas, con apoyo logístico de la Fuerza Aérea Brasileña, a un recinto de 1.5 hectáreas cerca del Thaimaçu Lodge, en el sur de Pará. El espacio fue diseñado para favorecer su resilvestración con mínimo contacto humano e incluyó “entrenamiento de caza” y estímulos conductuales para reforzar su independencia e instinto.
Tras el período de adaptación, Pandora y Vivara fueron liberadas en la Serra do Cachimbo, en la frontera entre Pará y Mato Grosso. Equipadas con collares GPS, continuaron siendo monitoreadas con cámaras trampa y datos de telemetría que permitieron seguir sus desplazamientos y comportamiento post-liberación.
Conoce a Jatobazinho
Este jaguar macho se convirtió en un símbolo transfronterizo cuando fue liberado en el Parque Nacional Iberá, en Argentina, donde se reprodujo con éxito. Su liberación marcó un hito en la reintroducción de jaguares en una región donde habían estado extintos por más de 70 años.
Su historia comenzó en 2018, cuando fue hallado débil siendo cachorro en el patio de la Escuela Pantaneira Jatobazinho, en Corumbá (MS), hecho que inspiró su nombre. El rescate involucró a varias instituciones y recibió cuidados veterinarios para recuperarse de deshidratación y debilidad.
Tras meses de rehabilitación en el Centro de Rehabilitación de Animales Silvestres (CRAS), fue trasladado al recinto de Caiman Pantanal, donde pasó por un proceso de resilvestración con estimulación de caza y sin contacto humano directo, siguiendo los mismos protocolos que Isa y Fera.
Cuando estuvo listo, Jatobazinho fue trasladado al Parque Nacional Iberá como parte de un proyecto binacional de conservación. Allí, monitoreado por GPS, se adaptó rápidamente y contribuyó al acervo genético local. Con los años tuvo más de 13 crías y se convirtió en un reproductor clave para formar una nueva generación de jaguares en Iberá.
El gran Xamã
En 2022, tras la cosecha en la Amazonia, se encontró a un cachorro de jaguar de unos dos meses de edad, solo y debilitado. Tras una recuperación inicial, fue trasladado al recinto de reintroducción de Onçafari en la Amazonia, construido especialmente para preparar grandes felinos para la vida silvestre. En este espacio aislado se redujo al mínimo el contacto humano y Xamã pasó por un proceso gradual de aprendizaje, desarrollando habilidades de caza, defensa y reconocimiento de territorio.
Durante más de un año, Onçafari monitoreó sus avances mediante cámaras trampa, documentando su transformación de un cachorro vulnerable a un depredador seguro de sí mismo. El recinto, ubicado en un área preservada rodeada de selva densa, fue crucial para que Xamã mantuviera su comportamiento instintivo y adquiriera autonomía antes de la liberación. Cada etapa fue diseñada para simular los desafíos que enfrentaría en la naturaleza.
En octubre de 2024, Xamã fue liberado en un área de selva amazónica y comenzó a ser rastreado mediante un collar GPS. En pocos meses recorrió más de 14,000 hectáreas y estableció su propio territorio, permaneciendo completamente silvestre.
Su historia demuestra la madurez técnica de Onçafari en la reintroducción de jaguares en distintos biomas brasileños.
Llegó Cacau, Oliver y Chico, los pumas
Cacau fue el primer puma recibido en el recinto de reintroducción de Caiman Pantanal en agosto de 2020.
Rescatada ese año tras haber estado en cautiverio, pasó por un entrenamiento en Caiman con presas vivas para reactivar sus instintos de caza y adaptarse al paisaje del Pantanal, su bioma nativo. Durante esta preparación, Cacau mostró comportamientos naturales de caza, depredando animales silvestres como agutíes y carpinchos, lo que demostró su capacidad de sobrevivir en libertad.
Para hacer posible el proceso, Onçafari lanzó una campaña de financiamiento colectivo llamada “The Wild to the Wild” para recaudar fondos destinados a su liberación y monitoreo posterior.
El puma Oliver fue recibido por Onçafari en octubre de 2021, con aproximadamente tres meses de edad. Fue hallado en un vertedero sin su madre y enviado al CRAS, para luego ser trasladado a un recinto de 100 m² en Caiman Pantanal para su preparación.
El 5 de septiembre de 2022, con poco más de un año y un peso de 25.4 kg, fue movido a un recinto mayor de una hectárea. Allí fue entrenado para comportarse como un animal silvestre, evitando su habituación a los humanos. El entrenamiento fortaleció sus habilidades de caza, esenciales para sobrevivir de forma autónoma.
En junio de 2023, tras casi dos años de preparación, Oliver fue liberado en el Pantanal con un collar GPS para monitorear sus movimientos y comportamiento.
El puma Chico fue encontrado en un cañaveral en Costa Rica, Mato Grosso do Sul, con unos cinco meses de edad. Sin madre y sin habilidades de supervivencia, fue rescatado por el Instituto Ambiental de Mato Grosso do Sul (Imasul) y, tras evaluaciones veterinarias, trasladado en agosto de 2022 al recinto de Onçafari en la Reserva Santa Sofia.
Durante más de dos años pasó por rehabilitación enfocada en reforzar sus instintos naturales. Los biólogos de Onçafari observaron su desconfianza hacia los humanos, un rasgo clave para la reintroducción. El entrenamiento de caza con presas vivas fue esencial para desarrollar su sigilo y eficiencia.
El 16 de enero de 2025, Chico fue liberado en el Pantanal mediante el método de liberación suave, en el que el recinto permanece abierto para que el animal pueda regresar hasta sentirse seguro para continuar.
El éxito de las reintroducciones
En 2024, Onçafari amplió su enfoque para incluir la conservación de otras especies de mamíferos —como primates y ungulados— y aves. En la Reserva Santa Sofia, por ejemplo, existen cuatro recintos multipropósito para grandes carnívoros, primates, ungulados y aves, cada uno diseñado para replicar el ambiente natural y adaptarse a distintas especies.
A inicios de 2025, un grupo de tucanes fue liberado tras un año de rehabilitación. Otro grupo de 11 tucanes, rescatados del tráfico o entregados voluntariamente, está en proceso de rehabilitación para una futura liberación. En estos recintos, las aves mejoran su comportamiento y sus habilidades de vuelo. Paralelamente, un grupo de ocho monos capuchinos se prepara para su liberación, y cuatro pacas rehabilitadas fueron liberadas con éxito en el Pantanal.
Rehabilitación y liberación
A diferencia de los protocolos de reintroducción —que implican planificar el retorno de animales a la naturaleza, normalmente enfocados en ejemplares jóvenes o subadultos más adaptables—, el proceso de rehabilitación o readaptación se aplica a animales adultos que ya vivían en libertad pero que sufrieron traumas como heridas o condiciones de salud tras desastres. La rehabilitación busca restituir su capacidad para regresar a su hábitat original en condiciones óptimas de supervivencia.
En 2024, los incendios en el Pantanal dejaron a muchos de estos animales vulnerables debido a quemaduras graves, deshidratación o debilitamiento general. La rehabilitación en este contexto incluyó rescate, tratamiento médico intensivo, fases de resilvestración en recintos que simulan hábitats, monitoreo posterior a la liberación y observación de comportamiento. Este enfoque se aplicó con éxito a las jaguares Miranda e Itapira, y a los tapires Valente y Melancia.
Conoce a Miranda, Itapira, Valente y Melancia
En agosto de 2024, tras el incendio que devastó el Pantanal, una jaguar adulta fue hallada en estado crítico, con quemaduras graves en sus cuatro patas, dentro de una tubería de concreto en el municipio de Miranda (MS), en la región de Caiman Pantanal. La vecina Fazenda Novo Horizonte reportó su presencia por radio, lo que permitió que el equipo de rescate la localizara.
El animal fue rescatado por varias instituciones —entre ellas GRETAP, IBAMA y CRAS— con apoyo de la Policía Ambiental y bajo observación del equipo de Onçafari. Fue trasladada al CRAS, donde recibió tratamiento intensivo que incluyó cambios diarios de vendajes, pomadas cicatrizantes, sesiones de ozonoterapia y una dieta reforzada.
Miranda fue devuelta exactamente al sitio donde fue rescatada, equipada con un collar de monitoreo. Menos de un año después, el 21 de junio de 2025, cámaras trampa registraron un desenlace inspirador: Miranda apareció con un cachorro. Este nacimiento en libertad confirmó no solo su recuperación total, sino también su papel activo en la preservación de la especie.
Hija de Isa y monitoreada desde su nacimiento por Onçafari, Itapira sobrevivió a los incendios de 2024. Fue encontrada en una tubería de concreto donde permaneció varios días tras el paso del fuego.
Su comportamiento despertó preocupación y el equipo descubrió que tenía graves quemaduras en sus cuatro patas. Afortunadamente, los tendones permanecían intactos, lo que permitió la recuperación. Tras cuidados iniciales en la base Caiman, fue trasladada al NEX, donde permaneció más de 50 días recibiendo atención avanzada: curaciones diarias, ozonoterapia, láser y estímulos ambientales para preservar su comportamiento silvestre.
En octubre de 2024, Itapira fue devuelta al Pantanal y liberada en el mismo sitio donde había sido encontrada, equipada con un collar GPS. Desde entonces ha mostrado una sólida readaptación, explorando territorio, descansando en árboles y, posteriormente, siendo observada en apareamientos con machos, lo que llevó al equipo a sospechar que podría estar preñada.
En agosto de 2024, en un área devastada por incendios en el Pantanal, se encontró un joven tapir macho de aproximadamente un año y medio en estado crítico: tan débil y deshidratado que permitió que el equipo se acercara y bebió cerca de 15 litros de agua ofrecidos por Onçafari. El animal tenía quemaduras profundas en las cuatro patas y en las puntas de las orejas. Fue nombrado Valente (“Valiente”) en honor a su fortaleza.
Fue trasladado al recinto de la base Caiman Pantanal, donde inició un tratamiento intensivo que duró ocho meses. Las terapias incluyeron pomadas cicatrizantes, láser, ozonoterapia y piel de tilapia para regenerar tejido y pezuñas. A medida que se recuperaba, comenzó a desplazarse por el recinto para rehabilitarse físicamente.
El 25 de abril de 2025, Valente fue liberado en la misma región donde fue encontrado, equipado con un transmisor VHF para su monitoreo. Este hecho marcó la primera liberación de un tapir por parte de Onçafari y un nuevo capítulo en su labor de recuperación de fauna silvestre.
También en agosto de 2024, una cría de tapir de entre seis y siete meses fue encontrada sola en un área gravemente quemada de la Reserva Santa Sofia, debilitada y sin su madre.
Tras esperar sin éxito el regreso de la madre, Onçafari intervino. La cría, llamada Melancia, presentaba quemaduras de segundo grado en las cuatro patas, pérdida de pezuñas, incapacidad para mantenerse en pie y deshidratación. Su tratamiento incluyó láser, ozonoterapia, pomadas y piel de tilapia para la regeneración de tejidos.
El proceso de rehabilitación fue largo y delicado. Además de las lesiones físicas, debió aprender comportamientos básicos de supervivencia que normalmente enseña la madre en los primeros meses de vida.
De manera gradual ganó peso y masa muscular, recuperando salud y vitalidad. Actualmente Melancia se encuentra totalmente recuperada, y su liberación en la naturaleza está prevista una vez que alcance la edad adecuada que garantice su autonomía y posibilidades de supervivencia.
Hoy, Onçafari ha reintroducido más de 11 aves y nueve felinos (jaguares y pumas), y completado cuatro rehabilitaciones exitosas, con resultados concretos: reproducción en libertad, ocupación de territorios e integración a los ecosistemas.
Cada caso es evaluado cuidadosamente y autorizado mediante licencias ambientales regulatorias, planificación estructural de recintos y protocolos de rehabilitación con base científica, garantizando la supervivencia de cada animal y aportando datos valiosos para la conservación de especies y biomas.
Para más información sobre el trabajo de Onçafari, visite oncafari.org
Texto traducido por Samantta Hernández Escobar







