Por qué se debe fortalecer a la Marina y Armada de México | Por Alberto Islas  
Una queja recurrente es que México y los países centroamericanos, no han realizado un esfuerzo sistemático para destruir las pistas clandestinas y la falta de fragatas, helicópteros y lanchas rápidas para interceptar embarcaciones en alta mar.
- Redacción AN / ARF
 

Por Alberto Islas
CEO de Global Leading Solutions LLC
En el panorama geopolítico actual, la Marina Armada de México enfrenta retos que requieren una atención urgente para reforzar la capacidad institucional y su reputación. Los riesgos geopolíticos, el incremento del tráfico de drogas y la erosión interna derivada de problemas de corrupción hacen imprescindible fortalecer esta institución.
La administración Trump ha reorientado recientemente sus tácticas para aumentar la influencia de Estados Unidos en América Latina, especialmente en cuanto a la reducción del tráfico de drogas y personas. Este cambio incluye la normalización de ataques en aguas internacionales y la posibilidad de llevar a cabo acciones militares en tierra. El incremento histórico en las cosechas de drogas en Colombia y Perú, con una producción estimada de 260 mil hectáreas en Colombia (un 35% más que en 2023), ha generado preocupación por el tráfico en alta mar y tierra. Trump sostiene que los gobiernos de Colombia y Venezuela están coludidos con narcotraficantes, mientras que sobre México señala que, aunque cuenta con una presidenta capaz, los cárteles dominan y esto representa un problema compartido por ambos países.
Si bien Trump se equivoca al generalizar sobre México, es cierto que el crimen organizado mantiene el control en parte del territorio y existe colusión con gobiernos municipales, estatales y federales. La protección política al crimen organizado ha debilitado la capacidad institucional para enfrentarlo.
Históricamente, la Marina Armada de México era una de las instituciones mejor valoradas, pero ha sido afectada por problemas de corrupción y nepotismo. El caso del Huachicol fiscal y el acto de nepotismo atribuido al Almirante Ojeda Durán, que no ha sido investigado por el Procurador Militar, han minado la reputación de la Marina tanto a nivel nacional como internacional. Esta situación ha dificultado la coordinación con Estados Unidos y otros gobiernos que operan en el Caribe y el Pacífico, como el inglés y el francés.
La falta de acciones contundentes frente a los casos de corrupción ha provocado una caída en la moral de los oficiales y marinos. Además, la ausencia de incentivos para castigar el nepotismo desanima a las nuevas generaciones de ingresar a la Marina, perjudicando el reclutamiento de los mejores perfiles.
El nombramiento del Almirante Raymundo Morales como secretario de la Marina respondía al objetivo estratégico de contrarrestar la amenaza china en el canal de Panamá, dada su experiencia en logística y como director del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT). No obstante, su gestión de crisis institucional ha sido insuficiente ante el daño causado por los familiares del Almirante Ojeda.
Además, la nueva táctica estadounidense de realizar operaciones militares marítimas representa otro desafío, ya que el actual secretario carece de experiencia en este ámbito y no ha creado el vinculo de confianza con los EE.UU.
En el corredor de Centroamérica, el Mar Caribe y el sureste de México, la coordinación para detectar anomalías en embarcaciones y aeronaves, se lleva a cabo con la Joint Interagency Task Force South (JIATF-S) de los Estados Unidos de América, a través del Sistema Cooperativo de Integración de Información Situacional (CSII por sus siglas en inglés) reforzando el intercambio de información desde un enfoque multilateral. Este sistema brinda la capacidad de compartir imágenes entre los países socios, en apoyo al tráfico ilícito y la interrupción de la delincuencia organizada transnacional, proporcionando posiciones geográficas, registros de tiempo, velocidad y dirección de aviones y embarcaciones marítimas.
Te puede interesar > Berdegué, ‘el subastero’ | Artículo de Alberto Vizcarra Ozuna
Una queja recurrente es que México y los países centroamericanos, no han realizado un esfuerzo sistemático para destruir las pistas clandestinas y la falta de fragatas, helicópteros y lanchas rápidas para interceptar embarcaciones en alta mar.
Durante el sexenio de López Obrador, el presupuesto de la Marina se destinó principalmente a la administración de obra pública, relegando la construcción y adquisición de Buques de Vigilancia Oceánica. La administración de Claudia Sheinbaum prevé invertir 600 millones de dólares en la adquisición de siete nuevos buques en cuatro años, cifra que puede parecer elevada, pero que resulta insuficiente para combatir el narcotráfico, considerando que ya se han interceptado más de 50 toneladas de cocaína valoradas en unos 600 mil millones de dólares en Estados Unidos.
El gasto en defensa de México es del 0.61% del PIB, muy inferior al 1.5% de Brasil y al 3.5% de Colombia. Es previsible que Estados Unidos exija un aumento de este gasto para contrarrestar la amenaza transnacional del narcotráfico y otros delitos.
México depende de las plataformas y sistemas Hay que recordar la cantidad de aviones con patrones de vuelo irregular que también pueden ser interceptados, así como las pistas clandestinas.
Existen antecedentes de cambios de mando en la Marina y el Ejército de México, como el cese en menos de un año del almirante Mauricio Scheleske Sánchez durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, lo que demuestra que la renovación institucional es viable ante situaciones críticas.
El fortalecimiento de la Marina Armada de México es fundamental para recuperar la confianza institucional, aumentar la eficacia operativa y responder adecuadamente a los desafíos nacionales e internacionales. Solo así será posible combatir la corrupción, mejorar la reputación y garantizar la seguridad en las aguas y territorios mexicanos.




 
 




