Exposición refrenda el carácter visionario del Museo Experimental el ECO 
El curador David Miranda habla sobre la muestra ‘Atmósfera total’, que revisa el legado y la vocación del recinto.
- Redacción AN / HG

Por Héctor González
Cuando se inauguró el Museo Experimental el Eco (Sullivan 43, Col. San Rafael) en 1953 se introdujo un nuevo tipo de espacio cultural en México. Concebido por Mathias Goeritz por encargo de Daniel Mont, se trata de una “escultura habitable” en la que interactuaron lenguajes arquitectónicos, de artes visuales y escénicas bajo los principios de lo que se conoció después como Arquitectura Emocional. No era un espacio para presentar obras de arte, sino un dispositivo para propiciar la libertad de creación frente a la hegemonía estética y cultural de la Escuela Mexicana.
Hoy con la finalidad de reivindicar su vocación original y de celebrar los veinte años que lleva bajo el resguardo de la UNAM, el recinto presenta Atmósfera total, exposición curada por David Miranda que evoca y afirma este legado con documentación sobre el origen del lugar y la comisión de obras que dialogan con la arquitectura del Museo.
¿Cómo nace el concepto de Atmósfera total, una exposición que dialoga con el espacio del ECO?
El Museo Experimental del ECO nace a partir de la inquietud de crear un espacio que vincule diferentes intereses e inquietudes de Daniel Mont y Mathias Goeritz. El primero era un empresario galero y restaurantero, y el segundo, un artista que proveniente de la posguerra europea, y que venía de un movimiento llamado la Escuela Altamira. Esta conjunción logró hacer eco de otro tipo de movimientos, como fue la Secesión de Viena, cuya búsqueda era el Gesamtkunstwerk u “obra de arte total”, que implicaba organizar a los artistas, escultores y arquitectos para un mismo fin. En América esto no existía porque la noción de Cubo Blanco y galería se habían desarrollado en paralelo. Estados Unidos ya había establecido su modelo de cubo blanco en el MoMA, y México estaba interviniendo edificios del siglo XVII para terminar o culminar el movimiento de la Escuela Mexicana. De modo que el ECO nació con otra historia, como un espacio arquitectónico considerado una escultura habitable, en donde el programa original contemplaba la vinculación de artistas, escultores y la noción de arquitectura para hablar de un mismo fin, que era crear emoción. El año pasado, en el marco de los 20 años de la recuperación del espacio por la UNAM, descubrimos diferentes bocetos y manuscritos que hoy dan forma a lo que es Atmósfera total, que además incluye dos comisiones de intervención sitio-específica para el lugar, una con Alberto Odériz y otra con Leo Marz.
¿Qué representó dentro de lo que es el ECO hoy, descubrir documentos y materiales de sus orígenes?
En el ECO llevamos 20 años trabajando con diferentes modelos de intervención sitio-específica. Desde que se recuperó el lugar hemos estado en busca de cuestiones de la época, entrevistas a personajes que convivieron con Goeritz, materiales de archivo, en fin, todo eso nos ha dado evidencia y cuenta de que el espacio, a pesar de que se llama museo, no se comporta como un espacio de exhibición de colecciones. Siempre se pensó como un lugar de experiencias a partir de la intervención de los artistas en la arquitectura, esto lo distingue de otros mecanismos que existen en la museografía artística. Todo esto se potencia cuando la UNAM lo rescata en 2005 para mantener su vocación plural para dar cabida a el arte, el diseño, la arquitectura y las artes vivas en general.
Recientemente se creó también el Fondo ECO, ¿en qué consiste y cómo está armado?
A principios del año promovimos su creación. El Fondo ECO es un depositario en donde parte de estos materiales encontrados, más lo que se ha generado en 20 años de sede universitaria, se articularán en una memoria documental dispuesta para que las personas interesadas puedan estudios alrededor. Compilará desde materiales que se han realizado a lo largo de 20 años, como también evidencias que la institución ha ido recuperando y que se han ido donando por diferentes archivos. Esto es importante porque hasta el momento el ECO no contaba con un espacio de documentación propio.
Mientras realizabas la investigación para Atmósfera total, ¿qué encontraste que te llamara la atención?
Hay manuscritos del mismo Goeritz en donde se plantean las intenciones de este nuevo museo. Hay un texto en donde habla de un espacio para la exhibición y promoción del arte moderno. La creación de un fondo y una editorial que son ejes que a lo largo del tiempo se han ido transformando pero que sirven como un punto de partida para la operación actual del ECO. También hay bocetos inéditos hechos por Goeritz, que son versiones previas al mural de Henry Moore. Todo esto confirma que Mathias Goeritz siempre supo cómo instalar en términos compositivos ese proyecto en el lugar. Estas son cosas que confirman el modo de operación de este lugar y que fue muy avanzado para su tiempo. De hecho, mucho de la museología de los años sesenta todavía obedece a la lógica del salón de pintura y el ECO ya ha transgredido eso.
Es decir, el ECO nació como un espacio vivo, lo cual es muy vigente ahora que se discute la utilidad de los museos.
Cierto, el ECO se adelanta prácticamente a una década. Quizá el único espacio con el que se podría comparar es con el Ex Teresa. El proyecto del concurso de arquitectura experimental conocido como Pabellón ECO, que es único en su tipo. Otra cosa que es importante, digamos que es la práctica del arte transversal a otras disciplinas de manera natural y en un entorno de crítica, diversidad y pluralismo, con acceso libre. Es decir, creo que sí hay mucho que reconocer en estos 20 años de operación del espacio, como museo universitario.